ENFOQUE
Para reenmarcar las relaciones haitiano-dominicanas
Hoy en día, las poblaciones de la isla en sus dos componentes orientales y occidentales se enfrentan a una nueva crisis socio-política desencadenada por la construcción de un canal para tomar agua del Río Masacre. Abordada con pragmatismo, discernimiento y buena fe, una gestión sabia de esta crisis, lejos de llevarnos hacia una masacre, podría llevar a los líderes a fortalecer una visión compartida que tenga en cuenta los intereses de sus respectivos países.
En la búsqueda de una solución adecuada a los diversos problemas recurrentes que dividen a las dos repúblicas, hacemos un llamado a una gran consulta de las SOCIEDADES CIVILES haitiana y dominicana que, a través de sus acciones conjuntas, resueltas y determinadas, nos ayudarán a transformar nuestras dificultades de comunicación en oportunidades de diálogo franco y sincero para desarrollar enfoques justos y equitativos. Es hora de construir una fuerza insular de producción conjunta, de recuperación conjunta y de galvanización del sentido humanista de cada ciudadano.
Para ello, reiteramos nuestro llamado a los sectores clave de las sociedades civiles de ambos países, especialmente a las universidades, para que asuman sus responsabilidades históricas de crear un espacio propicio para el diálogo y encontrar respuestas adecuadas a:
1. El problema del Río Masacre y la solución ideal y apropiada;
2. La mejor manera de aunar los esfuerzos para el éxito del Emprendimiento haitiano-dominicano; 3. El control fronterizo para la protección de ambos países y la garantía de su seguridad efectiva;
4. La estructuración del tráfico legal en todo el territorio de la isla;
5. La reconstrucción de los aspectos históricos para una mejor comprensión de las mentalidades y las reacciones espontáneas;
6. La regulación, los recursos y las sanciones en materia migratoria;
7. La concienciación sobre los efectos negativos del cambio climático, la protección del medio ambiente y la transición ecológica;
8. La preservación del acuífero común y una mejor gestión de las aguas superficiales.
La República de Haití y la República Dominicana están destinadas a encontrar los ingredientes adecuados para la convivencia respetando las leyes, acuerdos y especificidades de ambos países.
En realidad, somos un espacio de compartir obligado, pero sobre todo una comunidad de intereses y logros solidarios. Unamos fuerza y energía para un éxito consolidado.
Además, con el fin de mantener un diálogo continuo, es necesario relanzar inmediatamente la comisión mixta haitiano-dominicana, asegurándonos de que todas las partes de esta estructura estén operativas y aprovechando así la oportunidad para resolver todas las disputas con el objetivo de una armonización duradera de las relaciones entre los dos países hermanos.