VIVENCIAS

Entre los entresijos de la verdad y la mentira

En la revista de Filosofía Praxis (Núm.75 enero–junio 2017) encontré un artículo bastante ilustrativo sobre la verdad y la mentira, que se mueven pendularmente, si la vemos desde la realidad en que cada sujeto se coloca.

El camino de la verdad es tortuoso, considerada como un principio de perfección que conecta a cada uno con su realidad, tal si fuera un postulado, a todo aquello que pretende ser en el tiempo histórico que le corresponde desempeñar en la vida temporal.

Respeto a la mentira, podría estar tentado a decir que es la ausencia de la verdad, sin embargo, si nos aproximamos a una valoración de carácter ético, se asimila a un falso testimonio intencional.

Pretendo explicar la operatividad de la mentira, reduciéndola a que: a) se divide, según su esencia, o bien en ironía, o en acallar algunas cosas, o bien en manifestar lo que se pretende bajo el disfraz de una bondad reconocida; b) es propia de aquel que, siendo de algún modo irresponsable, recurre al engaño a través de la simulación o la hipocresía.

Entre los entresijos de la verdad y la mentira encontramos una personalidad viciosa, propia del mentiroso compulsivo, que transgrede moralmente las condiciones de relación filial dentro la comunidad, induciendo a la desconfianza, que es una fractura o ruptura en la fluidez de las relaciones.

El mayor riesgo de la mentira radicaría en “complicar la evidencia que se pretende simplificar, ya que la percepción de la mentira desemboca en desconfianza, por ello complica el mundo de quien la enuncia, y desencanta el mundo de quien la devela”.

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