enfoque
La Toxina Botulínica y los pacientes con discapacidad
La Toxina Botulínica que comúnmente es llamada Botox (que es una marca comercial, también hay una diversidad de otras marcas) es comúnmente usada en medicina estética. Sin embargo, esta potente neurotoxina también ha demostrado ser un recurso valioso en el tratamiento de diversas condiciones neurológicas y musculoesqueléticas.
La Toxina Botulínica ha mostrado beneficios significativos en pacientes con parálisis cerebral infantil, derrames cerebrales, lesiones cerebrales traumáticas, lesiones medulares traumáticas e incluso esclerosis múltiple. A pesar de su efectividad, es lamentable ver cómo el Estado ha excluido esta sustancia del listado de medicamentos esenciales para estos grupos poblacionales durante décadas, afectando la calidad de vida de los pacientes y aumentando el riesgo de complicaciones. Así mismo las Administradoras de Riesgo de Salud (ARS) han ignorado esta necesidad de servicio de salud en estas poblaciones, no obstante el requerimiento de múltiples profesionales de distintas especialidades que utilizan esta toxina para mejorar condiciones que impactan de manera directa la salud de estos pacientes, las excusas de las ARS muchas veces llega al descaro de decirles a los pacientes que están solicitando un procedimiento estético o que estos tratamientos son experimentales. Es fundamental que la República Dominicana valore a estas personas y tome medidas para asegurar que no sufran debido a la falta de acceso a este importante recurso médico.
Quiero dejar bien claro lo beneficioso que puede significar este tratamiento en estos grupos de poblaciones. En los Pacientes con Parálisis Cerebral PCI que es un trastorno neuromotor crónico que afecta a los niños en etapas tempranas de su desarrollo. Se caracteriza por la falta de control muscular y la presencia de espasmos y contracciones involuntarias. El uso de la toxina botulínica ha demostrado ser altamente efectivo en el tratamiento de los síntomas de la PCI, al reducir la espasticidad muscular y mejorar la función motora. Según estudios realizados por autores destacados en el campo, como Delgado y Albuerne (2018), la aplicación de la toxina botulínica en pacientes con PCI no solo mejora su calidad de vida, sino que también previene la aparición de deformidades articulares y disminuye la necesidad de cirugías correctivas a largo plazo.
En los Derrames Cerebrales, o Accidentes Cerebrovasculares, que pueden ocasionar daño neurológico significativo y pérdida de la función motora. En pacientes que sufren de espasticidad después de un derrame cerebral, la toxina botulínica se ha convertido en una opción terapéutica efectiva. Autores como Smith y Ward (2017) han señalado que la aplicación de esta neurotoxina en los músculos afectados por la espasticidad puede reducir la rigidez y los espasmos, mejorando así la movilidad y facilitando la rehabilitación de los pacientes. Además, su uso temprano puede prevenir la aparición de complicaciones a largo plazo, como la contractura muscular.
Su aplicación en Esclerosis Múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que afecta la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Los síntomas pueden incluir espasticidad muscular, debilidad y falta de coordinación. Varios estudios realizados por autores de renombre, como Rizzo et al. (2020), han destacado los beneficios de la toxina botulínica en el manejo de la espasticidad en pacientes con esclerosis múltiple. La aplicación de esta neuro-toxina en los músculos afectados puede reducir los espasmos, mejorar la movilidad y disminuir el dolor, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.
La toxina botulínica se ha convertido en una herramienta terapéutica invaluable en el tratamiento de pacientes con condiciones neurológicas y musculoesqueléticas, como parálisis cerebral infantil, derrames cerebrales, lesiones cerebrales traumáticas, lesiones medulares traumáticas e incluso esclerosis múltiple. A pesar de su evidente efectividad, es alarmante que el Estado haya excluido este medicamento del listado de medicamentos esenciales para estos grupos poblacionales durante años. Además, la falta de comprensión por parte de las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS), al considerar estos tratamientos como estéticos, demuestra una grave falta de empatía hacia aquellos que dependen de ellos para mejorar su calidad de vida y prevenir complicaciones. Es urgente que la República Dominicana valore a estas personas y tome medidas para garantizar que tengan acceso a la toxina botulínica y no sufran innecesariamente debido a la falta de este tratamiento vital. Es fundamental reconocer que la importancia de este medicamento va más allá de los fines estéticos, y su inclusión en los protocolos de tratamiento adecuados puede marcar una gran diferencia en la vida de muchos pacientes con condiciones que producen discapacidad.
El autor es médico rehabilitador.