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Enfoque

Nicaragua, paria de América

Daniel Ortega pasará a la historia como un dictador que fue peor para Nicaragua que Anastasio Somoza Debayle, a quién él mismo ayudo a derrocar con el sandinismo en 1979.

Anastasio Somoza Debayle fue dictador y mantuvo Nicaragua bajo su sombra durante una buena parte del siglo XX, hasta que fue derrocado por el Sandinismo, con Daniel Ortega la cabeza. El mismo Ortega, que entonces le sucedió en el poder, volvió a la presidencia en el 2007 y desde entonces mantiene una tiranía peor que la de su antecesor y lleva a esa nación centroamericana al aislamiento regional. La recién finalizada Asamblea General de la OEA aprobó por aclamación una resolución condenando las violaciones a los Derechos Humanos en Nicaragua, que incluyen atropellos y persecución a líderes religiosos, opositores y periodistas, sin olvidar el asesinato de centenares de manifestantes en las protestas contra la dictadura en 2018.

Con Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, cabe repetir aquel refrán popular: “Salió peor el remedio que la enfermedad”. La aprobación de esta resolución deja en la soledad a Ortega, al menos en el continente. Los países gobernados por presidentes de izquierda y derecha votaron por igual en contra de la forma en que se conducen las cosas en Nicaragua, un país que ha vivido prácticamente bajo regímenes autoritarios y dictatoriales la mayor parte de los siglos XX y XXI.

Primero estuvo bajo la bota de la familia Somoza y ahora se ve subyugada por otra familia, igualmente dominante y marcada por el abuso del poder. Nada se movía antes sin el beneplácito de los Somoza y ahora se repite la historia con los Ortega-Murillo, un binomio que no solo viola los derechos humanos, sino que además mantiene tentáculos dentro del mundo empresarial. Con la ausencia en el seno de la OEA de Cuba y Venezuela, Nicaragua no encontró ninguna voz que defendiera su posición. Hay que tener presente que Ortega expulsó a la organización hemisférica del país y prácticamente se autoexcluyó del ente regional. Con esta resolución se manifiesta que no quedan más aliados del dictador que aquellos con los que, seguramente, intentará promover algún “frente” más adelante.

La resolución de la OEA hace énfasis en la forma en que ha venido actuando aquella dictadura que, simple y sencillamente no permiten voces disonantes, no respeta los principios democráticos y son sus deseos los que se imponen a la fuerza

A quienes piensan diferente o expresan sus ideas y malestar se les persigue, encarcela y hasta se les niega la nacionalidad y expulsa del país, acciones que superan los estándares represivos de las otras dictaduras latinoamericanas. El hombre que derrocó a un dictador y prometió libertades para el pueblo, es más intolerante que aquél y borra cualquier vestigio de libertad política, religiosa y de expresión.

Positivo ha sido ver que países con gobiernos de izquierda democrática se alejan de Ortega, porque ellos mismos lo ven como paria. Argentina, Brasil y México, estuvieron dentro de los ponentes de la resolución, aunque con algunas modificaciones producto del debate que se dio en la asamblea General de la OEA.

Ya antes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) han tenido resoluciones contra Nicaragua. Esta vez es la OEA en su conjunto.

Hoy en día se percibe que la democracia en América enfrenta peligros. La clase política ha perdido valores y principios democráticos, esos mismos por los que se clamaba cuando, una a una, fueron cayendo las dictaduras militares el siglo pasado. La corrupción se desboca y pronto se crean mantos de impunidad que, obligatoriamente, llevan al control de los poderes del Estado y al autoritarismo. La democracia no se llora… ¡Debe defenderse!

El autor es expresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa

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