Que todavía tengamos que ver a niños sometidos a trabajos forzados y abusivos es una vergüenza para una sociedad que se llame “civilizada”.

Los niños han de ser formados en una cultura de trabajo, enseñados a conseguir las cosas con el debido sacrificio. Recuerdo que cuando era niño me pusieron a trabajar, no abusivamente, sino para que aprendiera el valor del trabajo. Los padres, aunque tengan numerosas dificultades económicas, nunca han de poner a trabajar a los niños. Por eso volvemos a poner sobre el tapete el trabajo infantil y llamar a la atención en torno a este tema tan vergonzoso y penoso. Tomemos conciencia.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.