EL BULEVAR DE LA VIDA
Es la familia, estúpidos, es la familia
Se derrumba la familia y crece el caos, la anomia hasta en las escuelas. Se hace añicos la convivencia y el sentido de la vecindad, de lo comunitario en la escuela, el hogar y hasta en la esquina del barrio.
Si para Borges la democracia es un abuso de las estadísticas, admitamos que en ocasiones es la estadística y sus datos quien abusa de la democracia, si no, “qué palabra decir que no duela” después de leer el informe de la Dirección de Orientación y Psicología del MINERD, que ha colocado en números y ha aportado certezas a lo que eran apenas sospechas, percepción.
Ahora sabemos que en lo que va de año escolar, en las aulas se han registrado 1,154 estudiantes embarazadas; 112 de ellas víctimas de violación y 28 embarazadas producto de incesto. De 3,414 alumnos que están en uniones tempranas, 3,105 son madres y 1,158 padres. En solo ocho meses ocurrieron en los planteles, 20,120 conflictos violentos entre estudiantes, 1,724 enfrentamientos entre alumnos y docentes, 297 hechos violentos entre los alumnos y personal de apoyo y/o administrativo, y 322 conflictos entre profesores y familiares de estudiantes. “¡Es er demonio!”
Ahora sí que “nuestra sociedad es un buen proyecto para el mal”, que canta Víctor “el de Ana”. Por supuesto que avanzamos en muchos otros aspectos. Mantenemos la estabilidad política desde 1966, y disfrutamos de una envidiable y envidiada estabilidad macroeconómica y financiera desde 2003, con aumento en la reserva de divisas, buena salud del peso, y hasta comienza de a poquito a disminuir la inflación, pero igual estamos mal, muy mal. ¡Jodidos! quiero decir.
El informe es la radiografía cruel de una sociedad en franco proceso de desintegración y rumbo a la anarquía total, aunque crezca como China y sea líder del Turismo caribeño con su azul, con su sol y sus crueles mulatas de espanto ¡ay!
Como preguntó don Mateo, “¿de qué le sirve a uno ganarse todo el mundo, si pierde su alma?” De qué le sirve a un país tanta estabilidad y crecimiento si, descuidando lo principal, sus élites han permitido que la escuelas (y sospecho que también los colegios) sean centros lamentables donde se expresa con todo rigor y crueldad la crisis de la familia, es decir del país y su alma.
Queda aquí la advertencia: “Es la familia, estúpidos, es la familia”.