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Significado y drama del “Nuevo Orden” en gestación

Los pobladores insulares y provincianos habitan galaxias minúsculas, considerándose ombligos del cosmos. A decir de José Martí, creen que cielos y estrellas orbitan para satisfacer sus deseos: a su beneficio, voluntad y capricho. Ignoran que vagan astros en el cosmos “engullendo mundos”. Expresión para decir “¡Oh, Martí creó la primera metáfora sobre los agujeros negros!”. Algo sorprendente por anticiparse a la fiesta relativista de la Física de Einstein.

Con tal actitud, muchos agotan sus cotidianidades, mirando desde y hasta las cáscaras de los días, esperando que el naranjo se ofrende en bendición y sortilegio.

Muy por encima de sus imaginaciones, las nubes ocultan que en esos cielos ocurren apocalípticos y titánicos enfrentamientos. Potencias mundiales declarando —cónsonas— “¡Un Nuevo Orden Mundial está gestándose!”. Ocupan encabezados en los medios y declaran las victorias de sus atrocidades. La guerra ruso-ucraniana sería su parto. De las muertes diarias que como medallas triunfales cuelgan en los pechos imperiales: cuentas funerarias de los fabricantes de armas. ¡Quema de armamentos! Necesitan renovar sus arsenales para renovar sus paraísos.

De la sangre brotará ese futuro en venta. Y un tiempo sangriento: invocado desde crímenes y avernos.

Algunos aún no entienden que tomar partido en conflictos tan infaustos y portentosos los hace carne para los cañones de los poderosos.

“¡El Nuevo Orden está en ciernes!”, festejan débiles y entusiastas. Declararlo engorda el orgullo vano de los pretenciosos. Inteligencia artificial, control global de las ciudadanías, las instituciones, los gobiernos y las empresas; capacidades de ataques remotos jamás vistas; gula de poder ilimitado extendida al cosmos en fuerzas aéreas espaciales… y abajo: desempleo y hambre; Haití siendo de la humanidad “desarrollada y culta” la vergüenza.

Hacia allá marcha la juventud perdida en las pesadillas hermoseadas de las adicciones tecnológicas. Para que jamás sea o exista otro grupo de jóvenes formados por los desaparecidos Aristóteles; maestros con vidas de miseria, sí. Las posibilidades de otro Alejandro Magno naciendo, formándose, entrenándose y reeditando la Odisea de construir un imperio de paz y justicia, con apenas 22 añitos, están cercenadas; ¿no tendrá la humanidad juventudes que siembren de luz y heroicidades los por venir períodos helenísticos?

¿El “Nuevo Orden” moldeándose será para los encerramientos? ¿Sobrevivirán unos pocos y los poderosos? ¿Se acabó el derecho a tener empresas manufactureras? ¿Jamás tendrán posibilidades reales de desarrollo las naciones subdesarrolladas? El eufemismo “economías en desarrollo” ¿mutará, de hecho, a “economías impedidas de desarrollarse”?

Los ciegos no ven las luces y estrellas que en los cielos engullen universos. Los sordos no escuchan las víctimas, desgañitándose.

Según la plataforma UNTAC de las Naciones Unidas, de 1972 a la post pandemia del Covid-19 (2022), el comercio mundial migró a Asia, en una cínica aplicación del postulado sobre la a-nacionalidad del capital. Allí el intercambio comercial aumentó, como número de veces, +261; mundialmente lo hizo en +58 (¡-203 = -25,230%!). En otras zonas, su variación fue ostensiblemente pírrica: Europa del Este, +48; Europa Occidental, +35; América Latina y el Caribe, +72 y en USA, +41.

En los últimos 50 años, sólo Asia tuvo derecho al desarrollo. Los poderosos negando, a las demás economías, su derecho al progreso.