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"Por la boca muere el peje"

Los empresarios fueron siempre grandes aliados en las diversas gestiones gubernamentales del Dr. Joaquín Balaguer. A muchos de ellos los designaba en relevantes posiciones ministeriales y los convertía en sus partidarios políticos.

En una ocasión, un famoso empresario dominicano, el cual llegó a ser un importante líder empresarial del país y visitaba con asiduidad al presidente Balaguer, se vio en una encrucijada.

El gobernante lo manda a buscar a su Despacho, dando instrucciones para que cuando llegara lo dejaran pasar de inmediato.

El referido empresario tenía una forma destemplada de comunicarse y hacía críticas voraces como una manera usual de referirse a los demás. En su lenguaje coloquial expresaba epítetos e insultos hasta de sus amigos y personas de su entorno.

Entre esos comentarios mordaces, un día se ensañó contra Balaguer, recalcando su condición visual, su supuesta maldad cercana a Lucifer y culpándolo, con todos los adjetivos posibles, de las cosas más inverosímiles.

Cuando el empresario llegó al Palacio Nacional, de protocolo lo están esperando para hacerlo pasar. Una vez delante del presidente Balaguer, este lo saluda con mucho afecto y le dice: “¿cómo está mi amigo?”. El visitante muy alegre lo saluda y se sienta en un sillón casi al lado del mandatario, quien estaba en su escritorio.

De inmediato, el jefe de Estado toca el timbre para que pase el general. El presidente abre la gaveta derecha de su escritorio y extrae una pequeña grabadora de cassettes marca Philips, de las que usaban los periodistas, y el general lo asiste para introducir la cinta.

A todo esto, el empresario está tranquilo, ya que no entiende de que se trataba ese movimiento inusitado.

Cuando el presidente pulsa el botón para iniciar la reproducción, se escucha la voz del industrial sentado a su lado, diciendo todos tipos de agravios posibles sobre el líder reformista.

La grabación duró unos 6 minutos, los cuales parecieron eternos al famoso empresario. Cuando acabó, el presidente apagó la Philips y la entró en la gaveta.

¿Qué pasó entonces? Sobrevino un mutismo pasmoso, una tensa calma como solía decir el presidente, ni el empresario, que estaba transpirando y casi muriéndose en ese terrible instante, ni Balaguer emitían palabras. Un momento suspendido en que el silencio se apoderó de todo. Sólo eran perceptibles los nimios sonidos corporales: latidos, respiración y sudor. Pasaron unos 5 minutos que parecían nunca terminar.

El presidente Balaguer rompe el hielo y le dice al líder empresarial: “Cuídese mucho, que le quieren hacer daño”.

A partir de ese momento, el empresario se convirtió en el mejor recaudador para las campañas electorales de Balaguer, llegando a ser designado en diversas posiciones del tren gubernamental.

Luego de unos años de ese incidente, Balaguer estaba junto al empresario, quien había aprendido la lección, y escuchan que unas personas estaban denigrando al presidente y este le dice: ”oye a estos, no saben que por la boca muere el peje”.