En salud, arte y sociedad
El dominicano que todos debemos tratar de ser
Al señor José Luis Corripio Estrada (Don Pepín), presidente del Grupo Corripio, corresponde la frase del encabezado. Con ella valoró al creador de la banca nacional, †Don Alejandro Grullón Estrella (n. 1929 - †2020), fundador del Banco Popular en 1963.
Pronunciándola, lo construyó en paradigma social, como lo postularon Frank Moya Pons y Milton Ray Guevara, entre otros. Argumentaron que su accionar trascendió los negocios financieros, imbricándose a lo social, deviniendo figura necesaria y entrañable. Al respecto, Don Pepín expresó: “Nos hace mucha falta, Alejandro, todavía”.
Palabras emotivas en torno al señor Grullón Estrella, consignadas en el video publicado por el Banco Popular para conmemorar la memoria de su fundador. Recoge opiniones y estimas sociales de empresarios, relacionados, amigos íntimos, familiares y empleados en torno al fallecido banquero.
Al igual que don Pepín, †Víctor Méndez Capellán, Frank Rainieri, los León Jimenes, los Vicini, los Brache, los Bermúdez y otros, don Alejandro Grullón integra esa pléyade de dominicanistas visionarios que apostaron e hicieron todo para impulsar el capitalismo y la democracia en las simientes de la sociedad dominicana, desde aquella donde el rumor frondoso de la ruralidad agrícola y primaria apenas permitía escuchar —e imaginar que podía existir— el balbuceo industrioso y futurista de lo urbano, los servicios e industrias.
Es que el fundador del Popular colectivizó la satisfacción a la negativa bancaria sufrida entonces desde su urgencia de financiamiento para impulsar sus negocios agrícolas, un empujón necesario. Supo y sufrió que si lo negaban a él, lo hacían a otros hacendados imposibilitados de avalar su solvencia en aquella alborada desarrollista.
Con ellos tendría que andar y con ellos anduvo Don Alejandro, creando esa entidad financiera que en su fuero interno superaba un banco: era centro promotor de desarrollo; instrumento con rol social, del bien común. A los 5:21-49 minutos el video registra esa visión: “…queríamos que esta nueva institución fuese un instrumento del bien común a favor de cada dominicano; sin distinción de origen, raza, credo, clase social; la posibilidad de poseer, comprar y vender acciones del banco libremente, sin cortapisas, con lo cual poníamos nuestro grano de arena en la construcción de una sociedad capitalista más moderna en la República Dominicana”.
Esa vocación social de los negocios quedó plasmada en sus apoyos a la legitimidad de la gestión pública, la cultura, la preservación del medioambiente y a la religión. Frank Rainieri, co-fundador de Punta Cana, relató que recorrió las comunidades de San Juan de la Maguana —de tradición agrícola— “vendiendo acciones del banco”. Fue “un empresario que se convirtió en banquero”, agregó. Conocía las necesidades de los emprendedores así que, según †Víctor Méndez Capellán, fundador de Vimenca, Don Alejandro apoyó su programa “Viaje ahora y pague después”, financiando las vacaciones en el exterior de 4 mil trabajadores.
La determinación y compromiso fueron sus improntas. En plena guerra de Abril, 1965, como la Zona Colonial —allí operaba El Popular— fue cerrada, el Popular abrió una oficina en la Leopoldo Navarro esq. Ave. Bolívar. Desde ella prestó sin aval ni documentos y sólo dos cheques “rebotaron”.
Lo sabía don Alejandro: pagar es deber primario para los dominicanos