Resiliencia económica
Indudablemente la economía dominicana tiene un factor de resiliencia positiva. La economía mundial ha venido atravesando por usa serie de acontecimientos en el marco multipolar que ha afectado el desempeño de las economías internacionales. El más reciente y preocupante por las consecuencias que estos acarrearía para la seguridad mundial, es la guerra entre Rusia y Ucrania a partir del 24 de febrero del año pasado.
El conflicto que ha causado cientos de miles de muertos de ambos lados no parece parar en el futuro inmediato. Como consecuencia de esta guerra, el precio del petróleo se disparó a niveles de $113,94 dólares en mayo pasado, aunque en términos reales, éste ha descendido de precio en el 2022 en un 4.44%, según la OPEP.
El barril petrolero que para una economía como la dominicana dependiente de ese factor es algo que hay que tomar seriamente en cuenta. Y lo vemos en los miles de millones de pesos que el gobierno ha tenido que sufragar para mantener un subsidio al diferencial de precio del oro negro en rubros como la gasolina, el diésel y el gas de cocina. Esta semana, el Instituto Emisor (BCRD) puso de manifiesto que la economía creció el año pasado un 4.9% y que la inflación se ha mantenido descendiendo, situándose en 6.56%.
Los dos renglones que más han aportado en 2022 en ingreso de divisas han sido las remesas (US$9,856.5 millones) y el turismo (US$8,406.5 millones) Afortunadamente, otros subsectores productivos han visto mantener un ritmo continuo, como la actividad manufacturera interna que se ha mantenido a un ritmo ascendente. El gobierno, no obstante, ha tenido que erogar importantes sumas de dinero para contrarrestar el alza en los alimentos suprimiendo temporalmente los aranceles a 67 productos importados considerados básicos en la canasta familiar.
La medida establecida por seis meses ya fue cumplida. El objetivo estratégico es la estabilidad de precios en en la comida, la luz y el transporte. La nación tiene pendiente profundizar nuevas reformas estructurales. La energía sigue siendo deficiente, el régimen de la seguridad social necesita cambios fundamentales en las pensiones, salud pública, salarios y bienestar social.