¡Ven!
¡Ven Señor, no tardes más! Ven a nuestro mundo y corazón que tanto te necesitan.
Ven a salvarnos, ven a liberarnos.
Libéranos de la corrupción, de tantos males y asaltos.
Necesitamos un régimen de consecuencia contra tantos males que nos aquejan.
Por eso gritamos al Señor que venga a librarnos de todas las inseguridades y los daños que nos asechan.
¡Qué ya no haya más atracos y muertes! ¡Qué se respete la vida de todos!
Por eso, junto con Cristo, vengamos a dar aliento de vida y esperanza.
Hasta mañana,
si Dios, usted y yo lo queremos.