¿Dónde está Colón?

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Miguel Reyes SánchezSanto Domingo

Este año se cumplen 530 años del Descubrimiento de América y aún suscite la discusión histórica sobre el lugar exacto donde descansan los restos del Almirante Colón.

El navegante murió tras sufrir un paro cardíaco el 20 de mayo de 1506 y fue sepultado en el Convento de San Francisco de Valladolid. En 1509 fue trasladado al Monasterio de la Cartuja de Sevilla.

En su testamento el conquistador había dejado escrita su voluntad de ser sepultado en las nuevas tierras por él descubiertas, por lo que María de Toledo, viuda de su hijo Diego Colón, en 1537 trajo a Santo Domingo los despojos de su esposo y de su suegro Cristóbal, siendo enterrados en la Catedral de Santo Domingo.

Cuando en 1795 se firmó el Tratado de Basilea, en que España cedió a Francia la totalidad de la isla, las autoridades españolas pensaron que estaban exhumando los restos del descubridor para trasladarlos a la Catedral de La Habana, Cuba, pero en realidad se llevaron una sola urna: la de su hijo.

En 1877, al realizarse unas obras en la Catedral de Santo Domingo, se encontró el sarcófago de plomo –que contiene actualmente su tumba en el Faro a Colón- con una inscripción que rezaba: “Varón ilustre y distinguido, Don Cristóbal Colón”.

Al Cuba lograr su independencia de España en 1898, las autoridades españolas que presumían que esos restos del hijo de Colón eran los del descubridor, los trasladaron a España para para ser enterrados en La Cartuja de Sevilla.

De acuerdo a los estudios de ADN realizados en Sevilla, sobre los huesos que tenían en el Monasterio, concluyeron que “no cabe ninguna duda” de que la urna en la Catedral de Sevilla son los restos de Colón, Sin embargo, como esgrimía un genetista “todos los miembros de la familia Colón enterrada en Santo Domingo compartían información genética”. Es decir, que era muy difícil discernir entre unos restos quien era cada persona.

Asimismo, existe otra teoría de que en esos tiempos era costumbre dividir los restos en varias partes y conservar los restos en varios lugares.

Pero estamos claro, en honor a la verdad histórica, que quienes exhumaron sus restos se equivocaron de bóveda; en este caso, se llevaron los de su hijo Diego, “que estaba paredaña en el suelo del presbiterio, lado del Evangelio”. Los habrían extraído sin saber que, al lado, “con un tabique de sólo 16 centímetros de por medio, estaba la tumba de su padre”. Se habría tratado de un error causado por la ausencia de lápidas en el suelo próximo al altar.

La urna de plomo encontrada estaba rotulada con letras que identificaban claramente que se trataba de los restos de Cristóbal Colón (Se traducen como “Ilustre y Esclarecido Don Cristóbal Colón”). Además, figuraban D. de la A. en el exterior, que el canónigo Bellini tradujo como abreviatura de “Descubridor de América”.

Indudablemente, la historia se escribe de acuerdo a la ocurrencia de los acontecimientos. En 1795 hubo una equivocación y se llevaron los restos que no eran, por lo cual hoy dos naciones reclaman ser el lugar del descanso eterno de los restos del Descubridor de América: España (la Catedral de Sevilla) y la República Dominicana (Faro a Colón).

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