Peaje y sombras

La terminación del contrato de concesión de la Autopista de Samaná a las empresas de capital colombiano Autopista del Nordeste S.A. y Boulevard Turístico S.A, constituye una muestra de coherencia y valentía por parte del presidente Luis Abinader.

Coherente porque honra su promesa de revisar lo que denominó como “infame peaje sombra” en su primera rendición de cuentas el pasado 27 de febrero, y valiente porque enfrenta de forma directa un negocio de colombianos y nacionales que se beneficiaban -durante 13 años- de una cogioca de más de 380 millones de pesos mensuales.

Desde el 2005 (aunque su génesis data del 1999), cuando empezó a ejecutarse este acuerdo plagado de irregularidades y que terminó estableciendo un bellaco IMG (Ingreso Mínimo Garantizado), dizque para compensar el déficit entre el flujo de vehículos y las recaudaciones (...), el Estado les ha erogado veintiséis mil 348 millones de pesos, en adición al costo -carísimo- por el pago del trayecto, por cierto peligroso. Abinader logró un acuerdo de 410 millones de dólares para rescindir esta convención que le ahorrarán al erario público mil 500 que habría que desembolsar hasta el 2038 cuando vencía. Y todo sin afectar la seguridad jurídica ante las inversiones extranjeras porque, aunque duela y sea ilegítimo, estas personas...poseían un contrato. Así las cosas, haciendo lo que todos criticaron, pero que nadie hizo, el gobierno eliminó el peaje. Ahora la esperanza es que por alguna iniciativa (jurídica o social), el país conozca las sombras del mismo. Es decir, quiénes fueron aquellos que a todos los niveles se confabularon para permitir, armar y cobrar por esa felonía.