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ORLANDO DICE...

Un juego imposible

El maniqueísmo parece no tener cabida en la política dominicana, y ninguna organización puede confesarse inocente de los males morales que aquejan a la nación.

Ninguno de los partidos puede conside­rarse enteramente bueno, ni completamente malo. En todo caso, todos son peores.

En particular los que han ocupado el poder, y cuyo desempeño, moralmente hablando, no fuera el mejor. El recuento de la corrup­ción pone la evidencia: más 400 por aquí, más 100 por allá.

La situación se torna más grave porque al monstruo le nacen nuevas cabezas, y cuando no es un defraudador de fondos públicos, un narcotraficante.

Intriga que no se plantee una depura­ción profunda, que hacerla serían otros qui­nientos, sabiendo que todo será cuestión de tiempo.

Que cuando aquí se hacen los chivos locos, o ponen al sospechoso en un pedestal, agen­cias extranjeras hacen el trabajo y tumban de cuajo la estatua.

Casos recientes así lo demuestran.

Esa práctica de separar la manzana apa­renta correcta, pero en realidad es un enga­ño, ya que está podrida la cesta, y nadie se chupa el dedo.

El PLD, por ejemplo, no reconoce culpa ni defiende a los involucrados, como si los expe­dientes en contra de dirigentes o colindantes no les afectara. En el corto plazo no hay du­da de que si, y de seguirse con el día a día, se­rá difícil que más tarde pueda borrarse una mancha de tan imposible tamaño.

No sería tanto la conocida estrategia de di­fama que algo queda, sino la falta de réplica, la vergüenza que impide reaccionar adecua­damente.

Excepto el observatorio para monitorear el debido proceso, no se conoce de otra iniciati­va que sea defensa cercana, como si se creye­ra que la condición de víctima aprovechara políticamente. El oficialismo tiene a su favor que el ministerio público independiente lleva a adelante la tarea, pero habrá que ver hasta dónde, pues llegado el momento, o si no con­siente en aumentar el presupuesto, podría ser desbordado como la oposición.

Con un campo de batalla secuestrado, no se sabe que más apropiado, si la estrategia de uno o la táctica del otro.

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