PENSANDO
Corrupción compartida
Es tan culpable el corruptor, como el que se deja corromper. Es crucial el momento político y social dominicano.
Frente a los escándalos que emergen en la palestra pública, debemos recordar que estos tienen dos protagonistas: los corruptores y los corrompidos; que a través de nuestra historia republicana van de la mano simbiótica en la práctica que se afianza en los diferentes gobiernos en el tiempo, como una política pública desde el nacimiento de nuestra costosa democracia.
Indudablemente que la llegada del Presidente Luis Abinader es una esperanza de que las cosas tomen otro rumbo, con la conformación de un régimen de consecuencias que garanticen un mejor futuro para todos.
No es menos cierto que los actores no son ni americanos, ni chinos, sino dominicanos.
De tal modo, no es retórica, sino demostrar que hemos vencido el jefismo, el oportunismo, el tráfico de influencias y sobre todo, la prostitución de vender y comprar el pudor de los “valores” recibidos en los hogares.
Presidente Abinader, apóyese en la Ley con su propio ejemplo y no se confíe de los actores de siempre, para así lograr el cambio.