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OTEANDO

Bilocación y "escrúpulo empresarial"

Toda acción política-electoral encuentra justificación axiológica por parte de su autor. Ningún responsable de un yerro político admitirá que lo cometió por su falta exclusiva, y menos si tal autor resulta su propia víctima. A la hora de hacer estrategias políticas se suele conceder escasa atención el azar, pues, si bien algunos se han atrevido a considerarlo como una "categoría" histórica -con arreglo a ciertos eventos-, fuera del espacio, tiempo, estructura, coyuntura y duración, determinados por Fernand Braudel con tales rango, aquél sigue sin dueño o padre sociológico, pues, apenas si, subsume en la temporalidad, pero sin perder su fisonomía accidental.

Sin embargo, a los cientistas sociales, que a todo encuentran nombre, les ha dado con llamar "estructura de oportunidad política" a cierto tipo de coyuntura en que, o se juntan aspiración y destino a favor de algunos, o se conjugan frustración, desdicha y final en perjuicio de otros. Aunque tiendo a elaborar mis particulares neologismos para nombrar cosas, circunstancias y fenómenos, confieso que me gusta el nombre: "Estructura de oportunidad política"

Y quizás me gusta porque, a propósito de lo que ha ocurrido en este proceso electoral, me permita conjeturar sobre las razones de algunos resultados. Para nadie es un secreto que el Partido de la Liberación Dominicana, antes de los sucesos de febrero de este año, que dieron al traste con las elecciones municipales, era ganador, por mucho, de la mayoría de las alcaldías y directorios municipales del país. Pero ocurrió lo indicado, y se conjugaron en su contra la maledicencia de sus ex miembros con las utopías de los "enojados sociales" y la intromisión de algunos grupos de interés e hicieron disminuir, al menos en ese momento, sobre la base de la calumnia, la estima pública que este pueblo tiene del P.L.D.

Pero ahora se vira la torta y, la justa evaluación de un pueblo en relación con las conquistas que le ha facilitado el P.L.D., combinada con el demostrado empeño sano y humano de su candidato Gonzalo Castillo, de tender su mano a los que la necesitan realmente, le han dado un repunte a éste que ha hecho hasta crear contagios ficticios que victimizan candidatos y retrasos en publicación de encuestas prohijados por "empresarios" que juegan a la bilocación. Con la única diferencia que, distinto que San Martín de Porres -que solo servía a un Dios-, aquellos juegan a servir a varios dioses: los que aún están y los que pudieran estar. ¡Bárbaros!

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