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POLÍTICA Y CULTURA

Amigo Presidente, ¿por qué no convoca el liderazgo nacional?

Esta pandemia tiene de rodillas al mundo, sus efectos catastróficos han desmovilizado las fuerzas productivas y han interrumpido el curso social, económico y cultural de la humanidad. Los mitos han caído estrepitosamente, la post modernidad, el mundo maravilloso del confort y el individualismo crónico y gozoso, han caído disueltos por una simple y básica necesidad de sobrevivir a toda costa. Desde la “peste negra”, posiblemente la pandemia más mortífera de todos los tiempos, situada durante la Edad Media, hasta el “Coronavirus covid-19”, nunca habíamos asistido a la presencia de un virus que pasmara por completo al mundo conocido.

Una humanidad doblegada, con todos sus esquemas de supervivencia cuestionados, con el derrumbe de sus parámetros existenciales, con el quebrantamiento cuasi absoluto de nuestros modos en vida en comunidad, en socialización y procesos de solidaridad afectiva, requiere colocar en primer plano la unidad monolítica del liderazgo nacional, para salvar de la calamidad a nuestra sociedad y a nuestro pueblo. El Estado dominicano es esencialmente débil. Desde su itinerario histórico de creación, arrastra lastres y deformaciones que dificultan la concreción de un Estado moderno. Esto, independientemente de cuánto se haya podido avanzar en legislaciones constitucionales y en determinados niveles de organización funcional de comercio y estabilidad financiera. Su debilidad es impotencia porque “el origen del problema es histórico, un uso y apropiación indebida de bienes, servicios y recursos por algunos. La concentración de los mismos en pocas manos y una mala distribución”.

Ahora bien, amigo Presidente, esta coyuntura que vivimos, demanda la unidad del liderazgo nacional por encima de los partidos. Un objetivo trascendente para delinear los elementos que caracterizan el drama actual, y proponer la acción conjunta en todos los planos para conjurar los efectos de la crisis. A usted como primer mandatario de la nación le corresponde hacer la convocatoria del liderazgo nacional, incorporar a esa cita, a todas las fuerzas políticas, sociales y económicas, para que, frente a la nación podamos articular de inmediato, la estrategia conjunta de soluciones viables, la reafirmación de un propósito nacional, la imagen unitaria que sostendría en medio de la pandemia, el proyecto nacional bajo el amparo de Dios. Pienso que a usted corresponde hacer esa convocatoria nacional, despojarse de cualquier tinte partidario, deshacer con su propia imagen, cualquier asomo sectario, tomarse de la mano fuertemente con Luis Abinader, Leonel Fernández, Gonzalo Castillo, Guillermo Moreno y otros candidatos, para dejar establecido el marco operativo vigente del liderazgo, que capitanea las preferencias políticas con vista a los comicios, en la lucha por la presidencia de la República. Usted se crecería aún más, frente al país en esta hora confusa.

Ante la deficiencia sistémica del Estado dominicano, una iniciativa suya en estos momentos, unificaría esfuerzos, despejaría dudas sobre nuestra fortaleza, para enfrentarnos a la crisis desatada por el Corona Virus. Pero además, trazaría un rumbo distinto, al que proclama orondo bajo el ala generosa del Estado, cierta morralla parasitaria, cuyo sentido de la oportunidad para cambiar de chaqueta, es proverbial. ¡Convoque al liderazgo Nacional, no se arrepentirá!

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