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Tendremos miles de muertos por efectos económicos del coronavirus

Hace tres meses surgió en Wuhan un virus que convertido en pandemia mundial ha infectado a más de 270,000  y matado sobre 11,000 personas en los cinco continentes; extrañamente, mas en dos naciones desarrolladas, Italia – con 4,032 muertos- y España –  1,326 -. Sin embargo, la letalidad varia, aparentemente en virtud de tres variables: Edad, rapidez en aplicación del test y  robustez del sistema de salud.

En Italia, con una edad promedio de 45.7 años, la segunda nación más anciana del mundo detrás de Japón, la edad promedio de los fallecidos – que alcanza el 8% de los infectados - es de 80.5 años, mientras, en España – 4% de los 25,000 infectados – la edad promedio es de 79.5 años, mientras  que en Alemania, con una edad promedio de 46.3 años, de los 17,000 apenas han muerto 44: Hasta la fecha la diferencia es notable, Japón fue incluso más exitoso en la contención.

América a donde llegó la necesidad de dictar cuarentenas y aislar a los países, el ataque está en su primera fase y, por ello aún la cifra de infectados y de muertos, es más baja, igual que lo es en África y Australia; Asia, en donde tuvo su origen, es cosa aparte.

El coronavirus, fácilmente transmisible por la inexistencia de una cura, genera pánico y ha sido un disparo de cañón al centro de las finanzas de las naciones: Es esta la que ocasionará la mayor cantidad de muertos en el corto plazo en los países en desarrollo.

La economía del mundo – que este año – enviaba signos de desaceleración, ahora, son de recesión; América Latina para la que el FMI pronosticaba un crecimiento del PIB de 1,5%, recensionará por la caída en las exportaciones de materias primas – particularmente a China-, la caída en la producción, los precios del petróleo y el turismo; Trump, ha indicado que la norteamericana, también decrecerá en términos absolutos. Lo anterior indica que el otro renglón vital de América Latina, que son las remesas de Europa y Estados Unidos – ambos con neumonía monetaria – caerán drásticamente.

En República Dominicana – con una edad promedio de 26.4 años, pero mal sistema de salud -pasada la gripe del coronavirus viene la neumonía de la economía pues no se trata de la suma simplista de “que la caída en el turismo podría ser compensada por la baja en los precios del petróleo” que, escuche a varios comentaristas.

La reducción de la factura petrolera – de USD$ 3,686 millones - por menos importación de petróleo, indica, por un lado menos actividad económica, baja de empleo y producción, ambos efectos nefastos; por el lado de los precios que bajaron de USD$ 59.10 dólares el barril, previo a la crisis a USD$ 28.0, este viernes, recibimos un ligero alivio, muy insuficiente para la crisis que se avecina.

El efecto sobre el turismo, que ya venía herido desde el 2019, con el cierre de los hoteles, restaurantes y bares,  no es solo un golpe a una cuenta de ingresos de USD$ 7,700 millones, sino al empleo de más de 330 mil  personas que son agentes de consumo y, en particular, a la agricultura y a la industria que produce los alimentos para 7 millones de visitantes, es una estocada a todo el comercio: El sector no tardara menos de seis meses en volver a ser operable desde el momento de su reapertura, ese efecto, coincidente con la consecuente reducción de las remesas impactará la tasa de cambio que se desplazará hacia arriba – a RD$ 60.00 antes de lo previsto - generando aumentos de precios.

En lo inmediato las medidas económicas adoptadas por el Gobierno y el Banco Central, si bien eran necesarias, resultan insuficientes para la crisis presente y la que se avecina: No protegen eficazmente, ni a las empresas, ni a las personas, en las cuestiones básicas.

Algunas empresas grandes y medianas podrían sacar provecho y reducir el impacto de la crisis sobre sus operaciones, pero la mayoría de las pequeñas empresas no están en capacidad de utilizarlas, pues su problema no es de repago a los bancos en capital o intereses, ni de más capital de trabajo para una producción que no hay a quien venderle: Es que no pueden soportar los costos fijos en una situación de parálisis: Energía, alquileres, nomina, etc.

Ciertas sociedades comerciales pueden costear la nómina en paro durante unas semanas, manteniendo a sus empleados en casa durante la cuarentena, pero la mayoría no dispone de capital de trabajo para eso, incluidos muchos negocios turísticos; no se debe olvidar que muchos operan bajo arrendamientos, les basta irse y, en ese sector, los servicios conexos, son de negocios informales: El comercio, compuesto por más de 38 mil establecimientos, principal empleador del país, sigue igual suerte.

El Gobierno podría evaluar disponer el reembolso a núcleos de cotizantes de parte de los fondos de la seguridad social, programa que solo ha beneficiado a las AFP, como una de las medidas de crisis, empero, aún hay mucha gente que no cotizó, que sale cada día a buscar el pan diario y, en el encierro hogareño, moriría de hambre, aunque le lleven el desayuno escolar, si tienen hijos y, si llega, puesto que la logística de llevarlo es casi inviable.

En esta sociedad informal, cuya población quejosa lleva 50 años creciendo económicamente, a pesar de la mala distribución de la riqueza, con la capacidad de endeudar al país casi agotada, los efectos de las medidas para frenar el coronavirus terminaran matando a muchas más personas que el virus: Los últimos meses de Danilo serán un infierno, pero no espera el paraíso a Luis, quien tendrá que formar un Gabinete de crisis,  contar con el apoyo de toda la población y formaciones políticas y empresariales por el bien del país.

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