¿Viejo quién?

Recién terminado de leer La Revolución de las Canas de Antonio Huertas e Iñaki Ortega me aventuré a afirmar que la vida productiva del ser humano empieza a los setenta años.

En ese libro refiere una roca que tiene la siguiente inscripción: “A los 70 años todavía eres un niño, a los 80 eres un adolescente y a los 90, si los antepasados te invitan a unirte a ellos en el paraíso, pídeles que te dejen llegar a los 100 años, de edad a lo cual reconsideraras la cuestión.”

En el libro se habla de la edad prospectiva que sostiene que se mide la vejez en función de los años que nos quedan de vida y no de los que ya hemos cumplido, y analizando el estado físico de personas mayores han comprobado que de 15-79 años presentan la misma velocidad de marcha e igual fuerza de agarre en la mano que los de 65-69 años de 20 años antes, por lo que consideran no puede considerarse viejos a los sexagenarios actuales.

Esto lleva a una confrontación entre los millennial y los viejennials, asegurando que los segundos jamás deben ceder el paso a los primeros porque estos aprovechan mejor el tiempo. Un buen ejemplo para entender estas ideas parte de mi propia persona experiencia y vivencia, hoy sigo trabajando más que antes, continuo ligado a la academia, ejerzo mi profesión, dedico un gran tiempo a la vida espiritual, entre otras actividades, y por si fuera poco recorro el camino de un doctorado de cinco años, todo esto a los 70 años de edad.