Jugando con la vida

Dolió cuando llegó la información. Nos resistíamos a creerlo. La verdad es difícil de aceptar. Menos asimilarla. La muerte de un compañero en plena edad productiva, nos impactó a todos. Pero llegó el tiempo de la resignación. Son designios del Señor. Por algo pasan las cosas, dijimos. Meses después, se abrió la herida.

Nos enteramos que el compañero pudo sobrevivir. Llegó la noticia de que un FALSO donante de órganos ofertó lo que nunca cumpliría. Alimentó la esperanza de vida del compañero. Llevó a todos a creer que su mal tenía remedio. Que todo lo controlaba Dios, pero no, su vida también estuvo en manos de ese falso donante. Alguien que nunca pensó cumplir lo prometido.

Dolió su desaparición física. Duele ahora saber que pudo estar entre nosotros si no se interpone un donante falso y hubiese dejado que llegue un verdadero donante. Él no está. Nos complacería saber que su partida sirva para que otras vidas no se pierdan por la indolencia de falsos donantes de órganos. Que se investigue el caso y se castigue a quienes jueguen con la vida de las personas con falsas promesas. Gente que ubica a desesperados dolientes y oferta un órgano que nunca llegará. Tronchando así una vida productiva.