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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

El fenómeno "Tin Tan"

Germán Valdés (Ciudad México1915-1973) simbolizó una generación del pueblo mexicano caracterizada por el machismo, el doble sentido, la forma de expresar el humor y la espontaneidad de su época. A su lado, el siempre efectivo “carnal Marcelo” (Marcelo Chávez, Veracruz, 1911- D.F., 1970) vino a ser como el Sancho Panza de este Quijote que, en sus películas, no tenía pelos en la lengua para vivir del cuento y seducir a cuanta hermosa mujer se pusiera en su camino, además de verse envuelto en las más increíbles aventuras, siempre en busca de “los favores de las faldas”.

Pero aquella generación de admiradores de las ocurrencias de Tin Tan, por ley de la vida, desapareció del escenario azteca, y dio paso a una nueva que hoy vive, crece y se desarrolla con valores y puntos de vista muy distintos a los de sus antecesores. Esta nueva generación no encuentra gracia en la conducta y en las ocurrencias del mítico personaje de Tin Tan y, por tal motivo, su vigencia cada día va decayendo considerablemente, a pesar de haber trabajado también en el doblaje de algunas producciones de Walt Disney para Hollywood.

Pero en su tiempo, el cine comercial explotó su figura y obtuvo jugosas ganancias con sus películas que hoy día solo son materia de exhibición en funciones pueblerinas, o en reducidos espacios de televisión.

Supongo que algo similar debe ocurrir con “las comedias” y los “comediantes” dominicanos actuales. Ni ellos, ni sus productores fueron capaces de explotar artísticamente el humor criollo a partir del drama nacional con la crudeza y el humor de la inolvidable y siempre célebre cinta “Nueba Yol”, de Ángel Muñiz.

Si nuestros comediantes y nuestros productores “apuntaran lejos”, como por ejemplo, lo hizo Mario Moreno (Cantinflas), podrían vivir eternamente en la historia de la cultura popular dominicana. Pero no ha sido así. Por eso pienso que dentro de algún tiempo, cuando la generación actual tome el control económico, político, social y cultural del país (lo que significa romper con los viejos esquemas y los ya obsoletos “vicios del juego”), esos que hoy producen y protagonizan películas “para buscarse unos pesos”, viajarán, como dice la canción de José José, “en la nave del olvido”.