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PANORAMA POLÍTICO

Trump no vacilaría aplicar castigo a RD

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Guarionex Rosa | ANALISTA POLÍTICOSanto Domingo

El ministro de relaciones exteriores de la República Dominicana, Miguel Vargas Maldonado, dice que el país ve con preocupación la situación que ocurre en Venezuela, donde no se ha podido lograr un acuerdo político en medio de un caos total de las instituciones.

El Canciller, quien preside el Partido Revolucionario Dominicano, organización vinculada a partidos políticos venezolanos, ha tenido el trago amargo de ver que los partidarios de un acuerdo Maduro-oposición van quedando arrinconados por los hechos.

Vargas, a quien ha tocado en su gestión de casi un año la parte más difícil de cuantas podrá encontrar en el futuro, no ha hecho más que seguir la costumbre dominicana de no involucrarse en los asuntos internos de otros países y proponer salidas de consenso.

El margen para una mediación, que incluye también a varios países amigos y al Vaticano, parece haberse agotado toda vez que el régimen de Nicolás Maduro y los partidos opositores no admiten sino soluciones extremas que ambas partes no aceptan.

Los dominicanos tienen una presión fuerte de parte de los Estados Unidos, enfrentados al régimen de Maduro, al cual han impuesto sanciones, pero mantienen las compras diarias de petróleo como completivo del consumo de ese país.

Trump juega pesado El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene los juegos muy pesados. No ha tenido ningún reparo en llamar la atención del presidente Putin, de Rusia, o del chino, Xi Jinping, y difícilmente le temblaría el pulso para presionar a un país pequeño como República Dominicana.

La parte dominicana espera que se incremente la deportación de ciudadanos dominicanos que viven ilegalmente en los Estados Unidos, un programa que ha prometido el presidente Trump y que, al parecer, está en marcha.

Aparte de esa situación, está la de los dominicanos confinados en prisiones norteamericanas por crímenes y drogas que están siendo repatriados al país, como también los haitianos al suyo, sin importar las consecuencias para los dos países.

No debe olvidarse que a pocos días de ganar las elecciones en noviembre del año pasado, el señor Trump mandó a su hijo menor a Cap Cana, donde al parecer la familia tiene intereses comerciales. Nunca se informó de ningún detalle de la insólita visita.

Rusia y China son puñado de naciones que mantienen su respaldo al presidente Maduro, igual que Irán y Cuba. La unión Europea le ha retirado su reconocimiento a la elegida Asamblea Nacional Constituyente que alentó el gobernante.

El Vaticano, cuya influencia en Venezuela es significativa, rechazó en una declaración pública la Asamblea que se instaló ayer, en un cambio de actitud. Demandó el cese de las acciones militares contra la población y la liberación de los presos políticos.

La impresión prevaleciente en muchas cancillerías latinoamericanas especialmente en las de Sudamérica, es que deben adoptarse medidas drásticas para que el régimen de Venezuela detenga la matanza de civiles, libere a los presos políticos y siga el curso hacia las próximas elecciones.

Uno de los líderes opositores de Maduro, Antonio Ledezma, quien se encontraba cumpliendo prisión domiciliaria, fue sacado de su casa el pasado miércoles y retornado a prisión. Ayer se informó que se había ordenado de nuevo su confinamiento en domicilio.

Presiones en RD El gobierno del presidente Medina está recibiendo fuertes presiones de parte de sectores políticos dominicanos. El Partido Revolucionario Moderno, PRM, abiertamente ha demandado que el país denuncie al régimen del presidente Maduro.

En un artículo publicado en Diario Libre poco antes de su relevo como encargado de negocios interino de la embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo, el diplomático Patrick Dunn pidió que la RD ayudara a impulsar las negociaciones para un acuerdo en Caracas.

Al parecer la posición del gobierno de Trump ya había cambiado y adoptado una línea de confrontación y de sanciones personales al presidente Maduro y a varios de sus funcionarios.

A Dunn lo reemplazó el diplomático de carrera, Robert Copley, entre cuyo back-ground se encuentra el haber sido subjefe de la Oficina Contra Narcóticos de Bogotá, Colombia. Él estará como encargado de negocios a la espera de la nueva embajadora, que se dice es una vecina de Trump en su casa de playa de Mar-A-Lago y multimillonaria, Robin Bernstein.

Otros sectores de la comunicación que llaman dictador al presidente Maduro, como hace el gobierno del presidente Trump, piden que la RD no reconozca la Asamblea Constituyente elegida el domingo pasado con una mayoría al parecer discutible.

Para el régimen del presidente dominicano la situación es bastante compleja. Sumarse a los países que como Estados Unidos denuncian al régimen de Maduro, supondría apartarse de una tradición de no interferir en los asuntos internos de los otros países.

Un voto de ese tipo podría también acarrear el disgusto de los países del Caribe inglés, que de manera unánime se han pronunciado por la negociación gobierno-oposición en Venezuela y han hecho fracasar resoluciones de la Organización de Estados Americanos, OEA, que piden sanciones contra Maduro.

A la parte dominicana se la echa en cara que su posición guarda relación con la vinculación del país con el acuerdo Petrocaribe, que para los fines prácticos ya no tiene vigencia. Es la misma acusación a los otros países caribeños incluido Haití que se han beneficiado del mismo.

Más que lo que pudiera significar de valor la deuda moral del acuerdo de Petrocaribe, los que piden que la RD radicalice su posición frente al régimen de Venezuela, olvidan que la Refinería Dominicana de Petróleo es socia de PDVSA, la estatal petrolera venezolana.

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