Tiempo para el alma
“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones? Stg. :4.1.
Donde hay odio no hay paz. Donde hay envidia no hay sabiduría. Donde hay pasión por lo material no hay espiritualidad. Donde hay soberbia no hay humildad. Donde hay un corazón sucio, no hay felicidad. Donde hay egolatría no cabe Dios. Donde hay codicia no se establece el justo valor de lo que ya se posee. El principio de todo lo que afecta a la humanidad está en la humanidad misma.
Todo nace del corazón; todo lo externo no es más que la consecuencia de lo interno. Es como si el corazón del ser humano fuere la tierra -bien o mal abonada- y el mundo la cosecha. Pero cuando en nuestro corazón estemos bien, la cosecha será buena. Ojalá así lo entendieran nuestros gobernantes.