EN LA RUTA
“Percepción” desbordada
Decir que las autoridades no haciendo esfuerzos para enfrentar la delincuencia sería una injusticia tan grande como negar que el mismo ha resultado insuficiente ante una criminalidad cada vez más agresiva, irreverente, peligrosa y desafiante.
Esa “percepción” de la inseguridad ciudadana como lastimosamente calificara en su momento el ministro de Interior y Policía, o el descenso que en las estadísticas oficiales registran los eventos delictivos, no se compadece con la realidad de robos, asaltos y asesinatos, que sufre la población todos los días, a cualquier hora y en diversas modalidades.
Una abusiva desfachatez que espanta, indigna y asquea.
Los antisociales, caracterizados por ser jóvenes, armados y casi siempre a bordo de motocicletas, no respetan ni siquiera los símbolos del respeto y no les importa que en casi todos los lugares haya cámaras de vigilancia públicas o privadas.
Las preguntas a cómo obtienen las armas, por qué se les hace tan fácil salir de las cárceles (si es que llegan a entrar) o como es que los servicios de inteligencia no logran ubicar lo que el vox populi y las redes sociales conocen y publican, permanecen sin respuestas para quienes andan sin una escolta que los cuide y que son los que precisamente se las pagan a aquellos que sí la tienen y para quienes el tema es solo de “percepción”.
La inseguridad ciudadana es un problema multifactorial que reclama soluciones multisectoriales, por cuanto si no se acoge como un tema de Estado y el Presidente de la República no asume el liderazgo para motorizar y lograr la reforma policial, los recursos para el combate al crimen, la adecuación de la normativa procesal penal que nos rige y un mejor tratamiento en las esferas judiciales, vamos a seguir tratando un cáncer con aspirinas.
El país, indefenso y con miedo, porque ya no sabe quién será la próxima víctima, reclama de sus autoridades acciones más contundentes que lleven el mensaje a los bandidos. Y es que la gente no toca los cables eléctricos porque son rojos, azules, blancos o negros, sino porque dan corriente y lo cierto es que la delincuencia o la “percepción” nos ha desbordado.