FUERA DE CÁMARA
El “hambre” y las huelgas
Son antológicas las historias de las “huelgas de hambre” de aquellos años de sueños y utopías. Era común que los obreros, los estudiantes y hasta algunos gremios profesionales ocuparan templos o se concentraran en sitios públicos en prolongados “ayunos” donde lo que más se hacía era comer fuera del foco de la prensa...
Hubo una en el paraninfo de la UASD que duró casi dos meses y terminó en un choteo público: se descubrió que en horas de la noche los “huelguistas” comían más que en sus propias casas porque la “solidaridad revolucionaria” se ocupaba de llevarles alimentos a escondidas de los curiosos.
Las “huelgas de hambre” terminaron desacreditadas porque muchos “huelguistas” salían más gordos que cuando llegaban. Algunos lamentaban tener que volver a casa donde los aguardaban todas las necesidades juntas.
Los cuentos de aquellas jornadas aún se escuchan para gozo de los más jóvenes... Fue durante el gobierno represivo de los 12 años de Balaguer, entre 1966 y 1978, cuando las ocupaciones de templos católicos se hicieron comunes con la complicidad de sacerdotes con afinidad a los movimientos obreros y estudiantiles dirigidos por la izquierda revolucionaria de la época.
Font Bernard reveló una vez en televisión que Balaguer --viejo zorro político difícil de truquear y que se gozaba aquellas ocurrencias--, solía ordenar que “a los muchachos de la Santa Bárbara les llevan la cena bien temprano para que no se incomoden...”
... En la Santa Bárbara En una ocasión la iglesia de Santa Bárbara permaneció ocupada por seis semanas... Veintenas de choferes de Unachosín y Poasi --los más aguerridos sindicatos de la época--, se declararon en huelga de hambre y cuando veían llegar a la prensa fingían estar casi desmayados, acostados en cartones tirados en el piso...
... En las noches, algunos se iban a dormir a sus casas y regresaban tempranito antes de que llegaran los periodistas, y los pocos que permanecían “de servicio” en el templo, se comían hasta las hostias de la Sacristía, se bebían el vino de consagración y hasta llegaban a defecar frente al Altar Mayor.
Cuando abandonaron la Iglesia, los bomberos tuvieron que lavar a presión las inmundicias que dejaron, y desde entonces el alegre y solidario párroco no permitió que los obreros y estudiantes ocuparan el templo.
Esa acción precedió a las elecciones de 1970 --denunciados, al igual que ahora--, como “un matadero electoral”. Con la diferencia de que en aquella ocasión la oposición se abstuvo y Balaguer acudió solo a los comicios.
¿Hambre con diabetes? La diabetes como síndrome clínico provoca desbalance de los niveles de glucosa en sangre porque el páncreas no produce la cantidad de insulina que demanda el organismo o cuando esa insulina pierde calidad.
La diabetes del tipo dos es más difícil de controlar que la del tipo uno así sea que no cree insulinodependencia porque el control debe fundamentarse óen ambos casosósobre la alimentación del paciente; al diabético del tipo uno se le inyectan dosis subcutáneas de insulina y al del tipo dos se le controla con grageas orales.
Un paciente diabético no puede estar sin alimentarse adecuadamente porque corre el riesgo de sufrir una descompensación orgánica: la hipoglicemia provoca taquicardia, fibrilación auricular, descontrola la presión arterial con posible falla cardíaca, y en ese nivel está gravemente comprometida la vida...
... Manuel Jiménez y Hubieres son diabéticos. ¡Mucho cuidado!