UN MOMENTO
Ricos y riquezas (XVII)
uiero hoy recordar con ustedes de nuevo la experiencia de Job, aquel personaje bíblico que vivió en las riquezas y en cuyo texto o relato de su vida se nos recuerdan muchas expresiones, frases, enseñanzas acerca del hombre rico que pasó después a una gran pobreza por circunstancias de la vida.
Una de las enseñanzas o refl exiones que se traen allí, es esta, en el capítulo 27, versículo 16, dice el texto: “Si acumulas la plata como polvo y si amontonas vestidos como fango, que amontone, porque otro se vestirá con ellos u otro heredará la plata que amontonaste, y se edifi có una casa como un nido, como garitas que construyen guarda”.
Por eso, el que amontona vestidos, sepa, que más tarde o más temprano pasarán a otras manos.
Por eso el consejo es: comparte tus vestidos, ten lo necesario; si tú puedes comprar muchos vestidos y los puedes usar, da gracias a Dios que tienes esa posibilidad, pero no te olvides que hay otros que no tienen vestidos, que no tienen plata, que los necesitan.
Por eso el rico, el que tiene capacidad para producir ese bien o esas riquezas, ha de recordar que si llena su armario de vestidos, él lo dejará a otros, terminará en manos de otros.
Por eso es mejor aquel consejo: para que otro use lo que yo amontoné, y no sé cómo lo usará o si lo venderá, mejor dispongo por mí mismo a quién daré los bienes que he producido y pongo en otros mis vestidos, los cuales no guardaré en mi armario, sino que soy capaz de compartir con otros el bien de las riquezas que he recibido.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.