Tiempo para el alma
“Mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el momento de la prueba; pégate a él, no lo abandones, y al final serás enaltecido”. Eclo. 2: 2, 3. Pasar por el crisol, como el oro. Dejar tu corazón arder en medio del fuego del dolor o del peligro. Quienes han tenido pruebas realmente duras lo entenderán; para el resto debe ser difícil. De hecho cuando somos testigos de lo que le sucede a otros, nos preguntamos de dónde sacarán fortaleza para levantarse, para seguir adelante, para buscar la luz de la esperanza. Hay pruebas menos dolorosas; dificultuosas sí, pues son pruebas, pero superables en corto tiempo. Perder un empleo, tu casa, tu vehículo, ver deteriorarse tu saludo o la de tus amores, fracasar en un proyectoÖ hay tantos temas que nos perturban, que nos consumen. Dios nos dice que nos esforcemos, que seamos valientes en el momento de la prueba, que nos adhiramos a la fe, que no abandonemos la esperanza en nuestro Creador. Esperanza, quizás solo ella nos puede dar fuerza, esperar en Su palabra, en Su promesa. Dios no desaprovecha oportunidades para derramar amor y para sacar de sus hijos lo mejor, como de un pedazo de oro la más hermosa alhaja. En la fe se alimenta la esperanza.