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Medina y Miranda

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Con el tema de Loma Miranda, donde hoy se comprueba la ausencia de un manejo oportuno de la comunicación y de la estrategia política de la trilogía Ejecutivo-Congreso-PLD que controla el poder en el país, definitivamente mucha gente se durmió en sus laureles. El sector oficial debió prevenir y actuar más a tiempo, sin dejar algo fundamental como la información, la motivación o el “ablandamiento” a la empresa privada Falcongridge, que a fin de cuenta no dejaba de ser una parte interesada. Para los fines, muchos de los hoy beligerantes en extremo ño hasta la imprudenciañ por la “causa” de Miranda, no solo no han visto que la nación haya pasado por un debate abierto, amplio y a fondo sobre la conveniencia o no de la explotación de los recursos mineros existentes; no han tenido en sus manos un estudio de impacto medioambiental de un organismo internacional calificado y ajeno a los intereses locales, sino que algunos ni siquiera saben donde queda el lugar que dicen defender. Lo hacen, sin mirar ni reparar en consecuencias sobre la paz social y la gobernabilidad del país, por entrar en la honda de un populismo social, que -mal entendido y muchas veces producto de la búsqueda de vigencia- pudiera ser muy peligroso y costoso. La línea de la iglesia Católica, como la de las evangélicas, no es la de la violencia, la intranquilidad social o la ”desobediencia civil”, sino la de el respeto y el mejor ejemplo. De ahí que, curas o conocidos insurrectos “sin cura”, los promotores de las últimas protestas, con invitaciones a la violencia, no son nada prudentes, democráticos ni sensatos. Sensatos, y responsables, son los sectores pensantes del país que, con pies en tierra y con la cabeza fría, han saludado como oportuna y legítima la decisión de Medina de observar una ley defectuosa, que apuntaba a un problema institucional de marca mayor. Como dijera César Pina, “fue valiente el Presidente”, porque (a sacrificio de su popularidad, agregamos) de promulgarse, “hubiera puesto en peligro sus propuestas de gobierno y comprometido la imagen del país”. Gran verdad.

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