Excelente idea de Juan Vicini
Rara vez un empresario del nivel de Juan Vicini se interesa por las perspectivas de desarrollo de la frontera y advierte sobre el futuro de la sociedad a ambos lados de la línea divisoria. Vicini es socio de la firma administradora de activos Vicini y trató el tema en el foro de Inversión organizado por el CEI-RD; en donde expuso sobre “Estrategia binacional de promoción de inversión”. No tiene desperdicios el planteamiento del gran joven empresario, que no es ajeno a la realidad que permea a la sociedad de aquel lado y de este, y de sus juicios se colige que si no andamos rápido la dinámica social nos ahogará a todos. A los unos y a los otros. Nueve millones de personas, jóvenes se supone, haitianos y dominicanos es quizás, el más significativo reto de estos tiempos. Y si no se advierte claramente podríamos llegar muy tarde al espectáculo. Hemos recibido informaciones, por distintas vías, del desplazamiento de familias dominicanas empobrecidas, que han dejado poblados próximos a Haití para deambular por otros pueblos en que se les presentan mejores oportunidades de vivir. Esas viviendas abandonadas, ¿quién las ocupa? nada más y nada menos que haitianos que emigran, también por miseria, de sus comunidades nacionales a la vecina República Dominicana. Y parece que las autoridades dominicanas lucen más intrigadas por las denuncias de los ultranacionalistas, de que se quiere “integrar” a los dos pueblos de la isla, como designio fatal de Canadá, Estados Unidos y Francia. Eso fue un invento que en un momento político elucubró Balaguer, que nunca se tomó el cuidado de presentarle al país tal iniciativa. Hace meses planteé en esta columna, que muchos extranjeros se han preocupado por saber la razón de que dos pueblos pequeños ocupen cada uno por su lado a esta isla también pequeña. Siendo embajador en Uruguay el tema se me planteó en una reunión de diplomáticos. Expliqué que somos dos pueblos distintos porque tenemos idioma, religión y cultura distintas. Lo de la religión es relativo porque siempre se dice que los haitianos lo que creen es en el vudú, pero eso no es realmente cierto. Sólo personas muy atrasadas todavía piensan en el “vudú”. Pero si usted va a las iglesias el domingo en la mañana los feligreses acuden en la misma proporción que se observa en el país. E incluso vienen centenares, sino millares de haitianos, a la celebración en enero de las fiestas altagracianas. Es cierto que tenemos idioma y cultura diferentes, pero un cínico preguntaría ¿no es así también con Europa, Canadá y los Estados Unidos? Naturalmente ahí las cosas son distintas. Lo que sí es verdad es lo que dice Juan Vicini: “... producimos, o la población desempleada de ambas partes hará lo suyo”...Siempre ha sido aquí. Muy a principios del primer gobierno del doctor Leonel Fernández, le sometí un proyecto para desarrollar la Sabana de Sansón en Pedernales y el Valle de Neiba, para robustecer la presencia dominicana en las regiones próximas a Haití y evitar la inmigración descontrolada. Nunca me respondió. También le sugerí que creara una escuela latinoamericana anti-drogas en Barahona para controlar el contrabando de alucinógenos desde el otro lado, y tampoco le pareció necesario. En uno y otro caso era, y es, lo que se debía y se debe hacer para enfrentar los rigores y riesgos de una inmigración descontrolada. Recientemente escribí sobre la construcción de la Presa de Monte Grande y preguntaba: ¿Quién va a cultivar el medio millón de tareas de tierra que irrigará esa presa...¿Alguien desde ahora se estaría ocupando de advertir políticas que respondan a la nueva situación?. La esperanza que tenemos hoy, domingo, 7 de septiembre, es que las autoridades, y la sociedad, entiendan la magnitud del reto que el joven Vicini ha planteado. Si Pedernales, con su escasa población, va a sufrir un “boom” de construcciones turísticas y nuevos empleos con la ejecución de explotación turística de Bahía de las Aguilas...¿De dónde saldrán las personas que realizarán el trabajo y ocupen los empleos? No hay que ser un genio para entenderlo verdad?. De la voz de un empresario joven enraizado en dos familias legendarias del país (los Vicini y los Lluberes), surge la advertencia que todos debemos entender, asimilar y decidir los pasos que la situación, grave de por sí, nos aconseja. Bien por Juan Vicini...él ha hecho lo suyo, nosotros debemos hacer lo nuestro. Ojalá se le ponga atención.