Hacia la informática cuántica
¿Qué tiene que ver la informática con la física, especialmente con la física cuántica, más allá de la corporeidad tangible de los dispositivos móviles, las laptops, las computadoras, la gestión de los procesos y los centros de alojamiento de sitios? Cuando vi el tema, y confieso mi ignorancia y mi sorpresa, creí que se trataría de un retorno medio fantástico a aquello de la “física de la nada” que abrió la cuántica en América Latina a la imaginación popular en los noventa. Como estrategia de comunicación, el tema dimensionaba, en medio de los hacedores de opinión y del consumo, la utilidad del telescopio Hobbes y del Acelerador de partículas o Colisionador de Hadrones, ubicado en Ginebra, entre Francia y Suiza. Ahora, un tema similar surge y lo suplanta, agotado aquél que confirmó y desmitificó el “big ban” y en la práctica interrogó al mundo subatómico sobre formas más eficientes de energía. Resurge y se valida vinculado a lo único que es fuente de transformación constante y de aprobación cuasi universal en nuestros días: el ciberespacio y el entorno tecnológico que lo propicia: la informática. Su criterio sedimentado de que algo se tendrá en la mano gracias a ello ya ha creado una cultura en honor al pragmatismo del mercado. Definitivamente, lo digital e informático conforman otro mundo; tan real y vasto como el de las realidades más tozudas y apremiantes o el de las subjetividades más arraigadas y poéticas. Y, más que otro mundo, otra época: Así lo oteó el visionario de la Galaxia Gutenberg: Marshall McLuhan. La de hoy es una época que China celebra. A la que ingresa con la alegría de los visionarios convencidos y comprometidos. El paso de la física a la cuántica resultó de un reenfoque. El de la física del dígito binario (bit) a la del bit cuántico (qbits) es el ingreso a una realidad que muchos tipifican de alucinada. Es la marca emotiva del nuevo tiempo, de “esta época”. Así lo afirma Tara MacIssac en “La Gran Época”, portal de “una voz independiente que se expresa en forma impresa y on-line”. Que, según explica, informa “noticias verdaderas y responsablemente para que nuestros lectores mejoren sus propias vidas y aumenten su comprensión y respeto por sus prójimos inmediatos y los de todo el planeta”. Las oportunidades para medios digitales temáticos es tan halagüeña que sólo necesita producir temas bien informados. La información relevante cuesta. Pero hay culturas donde las empresas las quieren gratis. Las estrategias españolas para lograr que recién graduados lo hagan fueron denunciadas recientemente. El tema, como se ve, no es mío, es de dominio público. Pertenece a quienes desde 1997 pisan ambas realidades con la curiosidad de sabios, especialmente los físicos de la Universidad de Austin, Texas. Allí, en el 2001, Zenón fue invocado desde su sepulcro en Elea, Grecia, por la Revista “Physical Review”. En ella unos denominados “efectos Zenón y anti-Zenón” fueron escudriñados en “partículas inestables” de sodio. Seguían los pasos, nos dicen, de Baidyanaith Misra y George Sudarshan. En 1977 estos publicaron un artículo titulado “La Paradoja de Zenón en la Teoría Cuántica” en la “Revista de Física Matemática” para demostrar el valor científico de una curiosidad: observar un objeto de estudio altera su comportamiento. Un portentoso subjetivismo que, sin embargo, explica algo cotidiano que incluso raya en lo absurdo y la paradoja: si la observamos sobre el fuego, la olla con agua tardará en hervir. Eso afirman ellos. Desde el pedestal de la ciencia. Desde la Informática Cuántica. Hegel se sentiría coronado al ver cómo algo inexplicable lógicamente en un momento se transforma en verdad científica por pura fuerza del espíritu y la energía psíquica. No puedo menos que evocar aquel estudio extraño de la psiquiatría que pretendió adentrarse al mundo de los sueños y secretos de la psiquis humana con la teoría de la “a casualidad”: “La interpretación de la naturaleza y la psique”, de Gustav Jung. Confieso, pues, que no esperaba encontrar algo igual, tan rotundo, sobre ese fascinante trozo de aparente irracionalidad que emana del mundo interior y que, sin embargo ahora es comprobado por la experiencia, empíricamente. Se trata de fenómenos que rondan nuestras vidas y que apreciamos como instinto proyectado o deseo o, quizás, efecto de la desesperación. Sin embargo, hoy se comprueba que al observarla, tardará más en hervir la olla. Los caminos quedan, pues, abiertos hacia la validación de viejas tradiciones, fuentes de comportamientos y credos. Esos nuevos rumbos se aproximan, heroicos, en una batahola de imágenes y gestos. Que lago así se dijera, desde el portal de la ciencia, era, hasta hoy, a todas luces insólito. Pero recojo el tema como hice en 1996, en la revista “TodoCerca”, para llamar la atención del advenimiento de los vehículos eléctricos. Fue una bomba entonces que los distribuidores de gasolina recibieron en el manjar de los silencios. Fueron advertidos que esta industria cambiaría hacia formas más ecológicas y, finalmente, a la desaparición de la gasolina. Se les sugería que debían diversificarse. “TodoCerca” inauguró una cosecha para otros: tecnologías y procesos para diarios gratuitos. No me esperaba que el tema de la física cuántica estuviese vinculado a la observación. Que hasta los bits ingresaran a la doble moral, siendo 1 y 0, 0 y 1, sin rubor. El día subió lento y enteramente en el sonido de venduteros y motoconchos. El cansancio de una madrugada de trabajo intenso está impreso en la modorra de las palabras y la pesadez de los gestos. El tema de hoy parecía estar decidido y no fue ese: Reuters aportaba una retahíla de información fresca, incluyendo el anuncio de un presidente ruso sobre la disposición de las partes en guerra (ucranianos y rusos) a llegar a un acuerdo. La humildad requerida se vistió de gala para participar de lo humilde. En las calles, los vendedores de viandas, vegetales y frutos comparten su vocación de verdugos, varando sus altoparlantes al paroxismo de precios y redundancias para castigar a oídos y a vecinos. Mi artículo de hoy ya está escrito. El mundo sigue su curso. Los bits cambian, abriendo el mundo a otras realidades, las de la Informática Cuántica. Esperemos nuevos productos.