Los bajos salarios
Hace tiempo que el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, identificó los bajos salarios del sector formal como uno de los problemas fundamentales del país, aportando evidencias de que el salario real del trabajador dominicano se ha reducido persistentemente en las últimas décadas. Pero ese tema no le interesa a la cúpula empresarial, aunque Valdez Albizu ha demostrado que esa es una de las causas fundamentales del aumento de la desigualdad y de que la pobreza no se reduzca al ritmo que crece la renta nacional, así como del incremento de la informalidad. Ellos, los empresarios, han pedido reformas fiscales, modificaciones a leyes de competitividad, al sistema eléctrico, el cuatro por ciento para la Educación y hasta asuntos que no son de su incumbencia como la aprobación de la ley de partidos…. Pero no abordan el tema de los bajos salarios, y cuando suelen hacerlo, remiten a la ley para reiterarse en que sólo es revisable el salario mínimo cada dos años y en proporción con el aumento del IPC. En eso sí que son legalistas y siguen a pie juntillas el Código Laboral…. Aunque para despojar a los trabajadores de conquistas históricas pretenden modificarlo, y sólo cuando el Banco Central les salió al frente para desmontar la teoría de que el “costo laboral” es la causa de la informalidad, respondieron con absoluta torpeza y hasta negaron que en el país haya bajos salarios. Pero no se trata de un asunto de interpretación a partir de leyes de mercado, opiniones interesadas o percepciones de realidades individuales. Un estudio de la Organización Mundial del Trabajo, bajo el título “Crecimiento, Empleo y Cohesión Social en República Dominicana”, aporta estos datos concretos: “(…) Desafortunadamente el historial de la República Dominicana durante la década del 2000 no ha sido positivo. Los salarios reales promedio por hora en el 2010 fueron 20 por ciento inferiores al nivel alcanzado en el 2000, y se han quedado muy rezagados del crecimiento de la productividad laboral. “En el 2010 el promedio de ganancia por hora fue de RD$73, o aproximadamente US$2, pero con mucha dispersión a través de la distribución de los ingresos. De hecho, los asalariados del sector privado promediaron RD$58 por hora, en comparación con los trabajadores autónomos, RD$7 2por hora; los trabajadores del sector público, RD$88 por hora; y empleadores US$187 por hora…”. Sobre el salario mínimo, el estudio establece lo siguiente: “(…) El promedio del valor del salario mínimo real fue en el año 2010 alrededor del 7 por ciento menos que en año 2000, y no ha avanzado al mismo ritmo que en otros países latinoamericanos donde todos experimentaron ganancias reales…”. Y continúa con esta comparación: “(…) Entre 2000 y 2010 el valor del salario mínimo real en República Dominicana se redujo en -0.7% por año, en comparación con el 1.0% de crecimiento anual en Costa Rica y Panamá, del 1.4 % de crecimiento anual en Guatemala y del 5.6% de crecimiento anual en Nicaragua”. Concluye afirmando que la tendencia salarial en República Dominicana es contraria a las tendencias mundiales. Según datos de la Tesorería de la Seguridad Social, el 68 por ciento de los trabajadores dominicanos gana menos del 10 mil pesos mensuales, y un 83 por ciento menos de 15 mil pesos mensuales. Por tanto, con una canasta básica del primer quintil que se acerca a los 13 mil pesos mensuales, se puede establecer que 8 de cada 10 trabajadores dominicanos del sector formal reciben sueldos de pobreza. Esa es una de las razones por las que un informe del PNUD consigna que en la República Dominicana se redujo la clase media y aumentó de la pobreza. Y por eso el Presidente de la República reitera que con estos niveles salariales la gente no puede tener una vida digna. E hizo un llamando para que “entre todos” se busquen soluciones a esta situación a todas luces insostenible…. Porque distorsiones de este tipo no son responsabilidad exclusiva del Estado. Lamentablemente quienes dirigen las asociaciones patronales reaccionaron de forma negativa pidiendo más concesiones para discutir el tema. Antes de hablar de salarios piden acuerdos sobre fiscalidad, electricidad y reforma laboral. Una actitud que no causa sorpresa porque se compadece con el comportamiento de la actual generación del liderazgo empresarial. Como no puede causar sorpresa la actitud solidaria y consciente de empresarios como Pepín Corripio y Julio Brache, quienes sin poner peros aceptaron el problema y asumieron el llamado del Presidente para buscarle solución. Se demuestra una vez más que quienes están hoy en la cúpula empresarial distan mucho de aquellos emprendedores que se fraguaron en los procesos económicos y políticos que determinaron la construcción de esta democracia y sentaron las bases de este modelo económico y asumieron un compromiso social. Los jóvenes que dirigen hoy el gremialismo empresarial deberían deponer su radicalismo y trabajar junto a los demás sectores de la economía para resolver los problemas estructurales del país. Y uno básico y fundamental es la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados. No deben olvidar el principio elemental del sistema capitalista expuesto esta misma semana por el empresario Pepín Corripio: un mercado donde los consumidores ---que en su enorme mayoría son los trabajadores--- dispongan de más dinero, aumenta la demanda y los empresarios venden y ganan más…. La sempiterna desigualdad social se está convirtiendo en insostenible y ahora más que nunca es necesario que todos los sectores nacionales se unan para consolidar la cada vez más frágil estabilidad social y política. Se supone que los grandes capitales deberían ser los más interesados en mantener la estabilidad que aún disfrutamos… Pero eso no lo entienden los “muchachos” y “muchachas” que dirigen los gremios empresariales... Como si todavía no alcanzaran a comprender la vieja frase de Balaguer: ¡Son ellos, los empresarios, los que más tienen qué perder...!