SONDEO
Un error
Al no estar ni sentirse bajo la cobija de ningún liderazgo dentro del PRD, el doctor Guido Gómez Mazara se ha propuesto o anda en la onda de “arrebatarle la antorcha” del partido blanco al ingeniero Miguel Vargas. Al no ser, propiamente, discípulo de ninguna de las dos principales figuras que se disputan el control de la organización, el todavía joven político no corre gran riesgo de que el intento de hacerse del símbolo encendido en otras manos le termine quemando. Ya se ha planteado que el aspirante a presidir el PRD, y por ende, a quitarle el cetro a Miguel, gana como quiera con la sola inscripción y participación en el proceso convencional. Ha trascendido ñy parece que hay una amenaza en firme en dicha dirección-, que desde la Comisión de Organización del PRD, controlada por gente de la confianza de Vargas, quieren “sentar en el banquillo” y sancionar al candidato. De hacer esto en medio de un proceso, que, se supone, debe ser transparente y democrático, los comisionados ñy el propio Vargas, si lo permiteñ cometerían un error que pudiera resultarle muy costoso. Además de que con esto se contribuiría sin mayor provecho a echarle leña al fuego, y a que no se vislumbren salidas que conduzcan a la reunificación de la organización política que lideraron Bosch y Peña Gómez, a Guido le terminarían haciendo un gran favor político, y al objetivo fundamental de Miguel, que es el de llegar a la Presidencia, un enorme daño. Y es que al Guido aguerrido y atrevido se le situaría ante la vista del gran público como una víctima, mientras que contra Vargas habría nuevos motivos y excusas para las acusaciones, a veces temerarias y desbordadas de contrarios internos, en el sentido de que en el PRD lo tiene todo “amarrado”, y que nadie que no sea de los suyos o que se trate de una “carta marcada” tiene oportunidad de abrirse paso. Más aún si en la prueba a Guido (¿una “puntilla” en el zapato de Miguel? ) no le ganan con votos, sino con el cierre de puertas o excusas nada democráticas (sería “coger piedras para el más chiquito”), a los ojos del mundo político el panorama de Miguel se tornaría más complejo o incierto de lo que se perfila. Se impone, entonces, prudencia e inteligencia. Insisto, ¿no es posible contemplar un acuerdo mínimo Miguel-Guido?