FUERA DE CÁMARA

Una “fórmula inteligente”

En el momento de mayor tensión con Haití por los efectos de la sentencia 168/13, plantee por aquí la necesidad de abandonar el radicalismo y ser creativos en procura de una fórmula que garantizara los derechos de los descendientes de inmigrantes ilegales en el marco de la Constitución. Entonces parecía imposible una “fórmula inteligente” que neutralizara la campaña brutal que se había montado contra el país a nivel internacional, mientras en el plano local los enconos habían dividido a los dominicanos entre “traidores” y “ultranacionalistas”. Los “ultranacionalistas” quisieron colgarme de un árbol en el parque Colón por haber “claudicado”, y los “traidores” lo celebraban en sus portales digitales hasta con titulares de primera página. Como me correspondió defender la sentencia en el plano diplomático ante los organismos europeos y los medios de comunicación españoles, siempre supe que el tema de los derechos humanos se sobreponía a cualquier otro interés de carácter soberano. Por la delicadeza de mi gestión no me era posible explicar entonces las razones que me llevaban a proponer un entendimiento amigable con Haití y que al mismo tiempo se le buscara una solución humana al caso de miles de haitianos que nacieron aquí de padres haitianos y cuya situación caía en estado limbal. Tampoco se vislumbraban alternativas que hiciesen eso posible sin violar los términos de la sentencia del Tribunal Constitucional, por demás vinculante a los poderes públicos. Sólo le quedaba una alternativa al Presidente Danilo Medina: ganar tiempo mientras se buscaba esa “fórmula inteligente” mientras entraban en juego Flavio Darío Espinal y Olivo Rodríguez Huerta. Fue lo mejor posible… Al Presidente le llevaron varias “fórmulas mágicas” que de aplicarse habrían empeorado la situación del gobierno y del país. De uno y otro lado se empeñaron en que Danilo actuara de forma radical… Unos pedían que se violara la sentencia de forma descarada, lo que habría provocado una grave crisis institucional; otros, que se hiciese tabla rasa en la aplicación de la sentencia sin considerar el factor humano que gravita contra miles de descendientes haitianos. Esta última alternativa habría agudizado la crisis y llevado al país hacia un posible aislamiento en el plano internacional con la aplicación de sanciones. No había mucho margen para una salida que dejara complacidos a todos los sectores que se habían involucrado en el conflicto, que respetara la esencia de la sentencia, que conservara el concepto de nacionalismo y soberanía y que al mismo tiempo contemplara una solución al drama de los inmigrantes haitianos y sus descendientes. …Y se hizo filigrana El Presidente Medina se tomó el tiempo necesario para consultar y buscar opiniones calificadas; visitó al liderazgo político, a juristas de diversas tendencias, conversó con expertos internacionales; discutió cada detalle con sus asesores externos y finalmente envió al Congreso una pieza que complace a todo el mundo. Los haitianos han quedado satisfechos y los dominicanos también… Hasta los más radicales aprueban la iniciativa presidencial, desde el Centro Bonó y la Participación Ciudadana y Finjus, hasta los deslenguados de la canalla mediática que llevaron la voz cantante en esta campaña contra su propio país. Del otro lado, igual… Hasta Vincho Castillo y sus hijos, que al margen de una observación que hacen al proyecto, lo defienden como una salida inteligente a una grave crisis. También el cardenal… ¡Y zas… todo el mundo contento…!

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