CON MIS OJOS
El mundo no se acaba el 31
Cuando salga el Sol el 1 de enero, se habrá acabado la noche de rumba de despedida del año. Comenzará 2014 y todos tendremos que continuar con nuestras vidas, si es que tomamos en cuenta que lo que se acaba es el año y no el mundo. Cuando se esperaba con optimismo que este año los resultados del operativo navideño se tradujeran en menos muertes por accidentes de tránsito y menos intoxicaciones alcohólicas de menores de edad, nos volvimos a topar con la triste realidad de 28 personas muertas en accidentes (dos más que el año pasado), y 29 menores de edad intoxicados por alcohol, entre ellos un bebé de 2 años. En un país donde nos ufanamos de poder adquirir tragos en “drive-through” (autoservicio) parece imposible hacer entender a la gente el ya anejo concepto del conductor designado. Si ya nos rendimos ante la evidencia de que parece imposible que la gente se modere, y no se beba ni se coma todo lo que le pase por delante, ¿por qué no aplicar este simple y solidario remedio de turnarse entre amigos, o familiares, para que uno -o una- que no tome ese día sea el que conduzca? Creo que todos los esfuerzos de la ciudadanía y las autoridades deben encaminarse hacia la aplicación rígida de la prohibición de conducir tras haber consumido alcohol. Y que haya consecuencias. Y hablando de consencuencias... Juan Manuel Méndez, director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), advirtió como cada año sometimientos a padres, madres y tutores de los 29 menores de edad intoxicados en el feriado navideño por consumir bebidas alcohólicas. Muchos, según me contó la jefa del serivicio de Emergencias del hospital Ney Arias Lora, llegan solos a los hospitales pues están en las calles consumiendo bebidas sin ninguna supervisión. Esto tiene que cambiar. Quedan muchas fiestas por bailar, mucha vida por vivir. Llegue sano y salvo a 2014.