El Esperanzador Legado de Mandela
La impronta del héroe sudafricano Nelson Mandela sobre el presente y el futuro de la sociedad humana a la vez que prometedora significa una verdadera esperanza para miles de millones de personas humildes en los cuatro puntos cardinales del globo. No existen hoy las aberraciones de control de humanos como la esclavitud, la segregación racial y otros entuertos típicos de la explotación del pasado, pero al menos ahora se tiene la conciencia de que se puede luchar contra ese escarnio y vencerlos. Eso fue lo que hizo Martin Luther King jr. en el caso de la segregación racial de los Estados Unidos cuando pronunció su inspirador discurso que excitó las esperanzas de los descendientes de esclavos que buscaban posicionarse en la sociedad norteamericana y salir de los ghettos. Así lo entendió el pueblo negro de Sudáfrica a lo largo de dos siglos de resistir la dominación inglesa y luego a los “afrikáner” y “bóer” que establecieron un absolutista sistema político que no le daba esperanzas a la mayor parte de la población de ese país. Mahatma Gandhi también inspiró el caso de la dominación inglesa en la India por más de doscientos años. Ese pueblo más tarde o más temprano tuvo que encarrilarse por la “no violencia” preconizada por gran conductor. Es verdad que las tensiones creadas con los musulmanes que se sentían “una nación independiente” al marcharse los ingleses, provocó tal desorden en ese enorme país que sólo mediante una larga huelga de hambre pudo dominar Gandhi la situación. Esa visión de lo que él consideraba “el mejor camino” para la India, terminó por llevarlo a sucumbir ante el extremismo racista. Pero la India se preservó y es hoy una de las grandes naciones del mundo económico internacional, social y político. No es uno ni dos los grandes hombres de nuestra historia que por la protesta no violenta o por la guerra, han logrado avances enormes respecto al logro de la convivencia humana. Siempre surgirán quienes no acepten y abjuren de la paz, del respeto a las libertades públicas y que propongan el uso del miedo en nuestras naciones. República Dominicana no está exenta de ese tipo de resentimientos. Es más, hay toda una corriente de pseudo intelectuales que hablan de la penetración haitiana como un peligro inminente para la sociedad dominicana. Recurren a los mismos argumentos que se hicieron estridentes durante la Era de Trujillo, e incluso escuché a un “anciano abogado en la televisión” agitar contra del nunca demostrado plan de las llamadas “grandes potencias” como Francia, Canadá y los Estados Unidos para unificar a los pueblos de las dos partes de la isla. Es lamentable que en este momento haya dizque intelectuales pregonando ese tipo de temoresÖ “falsean datos, fechas e intenciones”, y no paran mientes en endilgarle a personas honorables que han cumplido deberes sagrados, como si fueran “tontos útiles” e incluso pagados por ONG internacionales que sirven al pensamiento integrista de las potencias. Esas perversidades no deben esgrimirse en un país que siendo su población escasa, como en el 1844 cuando proclamó su independencia, supo desempeñarse con heroísmo y fiereza para consumar su libertad. Si eso fue entonces, cuando el grillete haitiano se había engullido a la parte española de la Isla, cuál sería la reacción social en una época como la actual. En mis tiempos de embajador en Puerto Príncipe, 1998-2000, advertí a los haitianos que los dominicanos siempre serán amables con los emigrantes, pero a condición de que no se involucren en la raterías al estilo haitiano. Aparte de incidentes cuando se descubre una acción voluminosa de migración haitiana, nunca he conocido de que los dominicanos hostilicen a los migrantes. Es cierto que los haitianos aspiran a un acuerdo que les permita “ir y venir” por la isla sin el mayor control, pero nadie ha abjurado en este país de Joaquín Balaguer por haber propuesto en su libro “La Isla al Revés” un “acuerdo anfictiónico” entre los dos países. Ante los temores del “anciano abogado” de que los haitianos logren integrar una minoría política en el país que eventualmente los lleve al control de la nación, consideramos que esa es una inquietud de alguien que por razones personales siempre busca planes en otras cabezasÖy que hablan porque se sienten desfasados. Hoy Nelson Mandela retorna a su propia tierra en Qunu, en donde nació, se crió y fue feliz durante su juventud. Esa tierra sacrosanta se abre para abrigar en su seno al hombre de la libertad y el orden. El auténtico liberador de su población n negra de Sudáfrica. Llegará el día en que la humanidad no se vea entre sí como negros, blancos, amarillos o árabes, sino como miembros de la misma aventura humana. Cuando llegue ese tiempo se oirá el hosanna por Mandela, Gandhi, Martin Luther King, Mao, Ho Chi Min, Bolívar y, por qué no, también de Fidel Castro. No tengamos temor, que ese día más tarde o más temprano llegará para que seamos mejores. Ojalá.