Samaná: Pescado y empleo
El pescado con coco de Samaná es un plato gourmet, que forma parte de las más finas expresiones de la gastronomía nacional. En Samaná se aprecia el pescado y los mariscos; en una época en el municipio cabecera, el Muellecito de Pejes o Pescado todos los días se convertía en un punto obligado de la compra de ese apreciado alimento para la familia. Hoy, como muestra del retroceso que se vive en la provincia, no hay muelle para la venta y compra de colorao, chillo, carite, colirubia, cojinúa, jurel, entre otros pescados. Cada mañana llegan al malecón nuestros pescadores con la captura del día, auxiliándose de una rudimentaria balanza, colocada en una rama, palo o en los manos para pesar y vender el pescado. Los pescadores de Samaná están urgiendo que la Secretaría de Turismo apoye la iniciativa para construir un muelle de pescadores en la zona de La Aguada, que cumpla dos funciones: turística y comercial. Samaná, la provincia, está ligada al mar, su gente disfruta de sus playas y se deleita con “el peje”. La cuestión no es simplemente afectiva. En el gobierno del Dr. Balaguer, en 1992, se creó el Centro de Entrenamiento y Desarrollo Pesquero (CEDEP). El proyecto se conoció como “el proyecto de los japoneses”. El gobierno de Japón, generosamente donó al país: el barco escuela Guarionex, poseedor en su interior de bodegas para la conservación de pescado y hielo, planta eléctrica, un motor de 300 HP, además de modernos equipos para la captura de pescado. En su planta física, contiguo al mercado público, se construyó la edificación del proyecto que contaba con máquinas para fabricar hielo, planta para conservación del pescado, tres plantas eléctricas de 20 KWA cada una, equipos y utensilios para la enseñanza sobre captura y manejo de pescado, equipos y utensilios para la enseñanza técnica de mecánica, electricidad y refrigeración, y equipos de oficina. Japón eligió a Samaná para la instalación del CEDEP debido a la existencia en esta región de la mayor cantidad de personas dedicadas al trabajo en el mar: los pescadores. La cooperación japonesa concibió el proyecto en dos etapas. La primera consistió en donación de equipos; transferencia de tecnología directa con la presencia en Samaná de unas ocho técnicas japoneses en las áreas de organización pesquera, navegación, manejo y conservación de pescado y mantenimiento de las instalaciones. En el marco del acuerdo, más de 10 técnicos nacionales se prepararon en Japón, algo sin precedentes en Latinoamérica. Nuevas artes y métodos de pesca fueron enseñados, pesca de dorado, de bacora y atún a gran escala, los payaos, curricán múltiple. En la segunda etapa de 1998, el CEDEP recibió del gobierno japonés la donación de cinco lanchas de 29 pies con motores de gasoil de 78 HP con nombres alusivos a nuestros cacicazgos: Magua, Marien, Jaragua, Higüey y Maguana. De igual manera se implementaron nuevas técnicas para el desarrollo de la pesca costera artesanal, incluyendo la captura del calamar diamante, se liberaron en la bahía más de 250,000 alevines cultivados en el laboratorio de La Aguada, se enviaron a Estados Unidos pruebas del atún capturado con gran aceptación en el mercado norteamericano y nuevos técnicos se adiestraron en Japón. Desafortunadamente, en el período 2004-2008 el proyecto virtualmente desapareció, el Guarionex (barco escuela) no pudo zarpar como lo hacía día tras día por unos repuestos que costaban unos RD$250,000. Hoy quedan unos de 8, 10 ó 20 empleados sin labor real, que reciben sus salarios mientras en el recuerdo quedan aquellos tiempos de prosperidad. La ausencia de liderazgo colectivo en Samaná explica en gran parte lo ocurrido. Para el Proyecto Provincia de Samaná, de la senaduría del PRD, la rehabilitación del proyecto pesquero es una meta esencial. Los pescadores de Sánchez, Las Terrenas y Samaná se lo merecen, nuestra provincia y nosotros lo reclamamos. Mientras tanto se escucha el estribillo del merengue “porque sé que a ti te gusta el pescao de Samaná, yo te lo doy mañana”.