EL ROEDOR
Participación Ciudadana, paros y calles
Hay un chantaje que debemos desterrar, y es que la autollamada “socieda civil” tiene que suplantar a los partidos políticos. Es una verdad de perogrullo que los partidos son los destacamentos de las clases y sectores de clases sin importar el signo y representan a todos, incluidos a los “apolíticos” (para su conveniencia, porque políticos somos todos en cuanto animales que hablamos, pensamos y fundamos ciudades y creamos lo que existe: la llamada “la segunda Naturaleza”). Los 21 partidos, grandes y pequeños, registrados en la JCE, más los movimientos que apoyan a esos partidos, constituyen el universo de la vida política, civil y social dominicana. Y resulta un verdadero absurdo, que un partido extranjero como Participación Ciudadana (pagado con los dineros de los imperios porque sus miembros ni siquiera cotizan, como se hace en los partidos de verdad), más dos o tres entelequias que son incapaces de reunir su “directiva” completa, cojan un mesa vieja y un mantel y se dediquen al chantaje dizque de “observar bien” los trabajos de la Asamblea Revisora, cuando un importante empresario me dijo: “¿Y qué le pasa a la prensa con esos sujetos, que no pasan de quince?”. Le dije que su cobertura mediática se debía no al Cabreja ni al Isa, de ahora, a los que se ha sumado Lulú Contreras, la mujer de Narciso Isa (que una vez fue jefa de todas las ONG del país y él tiene 60 años en la vida política y la única conquista visible es que sus compañeros se cansan de él y lo echan de todos los partidos, aunque sigue manteniendo la casa solariega para nuevo grupúsculo fundado), sino al apoyo de la USAID, la embajada de EEUU y el Departamento de Estado, política a la que se pliegan algunos directores de medios, por ‘lacayismo’ o por perversión. Hablemos claro: el PRD y el PRSC tienen derecho legítimo a tener ojo avizor con la reforma constitucional, pero PC y sus grupúsculos de “vive bien”, no tienen ninguna autoridad (al menos que ellos se hayan fajado a formar un partido, que eso es lo que son, aunque no se atreven a decirlo, porque es mejor actuar tras bambalinas con cobertura mediática que más que propia, es del Imperio) para cuestionar un texto que juristas de la talla de Eduardo Jorge Prats, Pina Toribio y Amaro Guzmán, aseguran que es el más democrático desde la Constitución del 1963 y que reduce los poderes cesáreos del Presidente, que según la frase de Peña Gómez, en países como el nuestro suelen ser “emperadores sin coronas”. Los partidosLos partidos son los destacamentos de las clases sociales, y aunque yo no milite en ninguno, el democratismo, Reinaldo, los ha llevado prosternarse ante el chantaje, la extorsión y las pretensiones de esos sujetos, que surgieron dizque como ‘observadores electorales’ y ya hoy, sin votos que los avalen, quieren modificar constituciones y amenazar a la mayoría dizque conque “los están observando”. ¿Desde cuándo la “culebra barbuda”, asesor eterno de Participación Ciudadana, es apolítico? El democratismo del Presidente Fernández y el chantaje de esos ‘apartidistas’ está lacerando la autoridad de los partidos y drenando sus filas y cuando abran los ojos, se darán cuenta que han sido víctimas de un “golpe de mano” (no de Estado) de irresponsables que viven del protagonismo, no de la dura acción de fajarse a formar un partido para concretizar aspiraciones de segmentos enormes de la sociedad, aunque otros sectores los impugnen. Si muchos dominicanos consideramos que Papá HM fue un presidente que no llenó las expectativas, no es menos cierto que muchos dominicanos nos lo gozamos por su forma atípica de hacer las cosas, y por sus “salidas” típicas de tigre dominicano curtido en los avatares de la política de mancuernas que siempre se ha ejercido en el país. Por eso, reí a mandíbulas batientes cuando le dijo a una conocida historiadora que se fajara a formar un partido para tuviera derecho a opinar, porque desde un sillón y un cuarto frío se veían las cosas distintas; me gustaban los remedos de la tradición autoritaria de Balaguer cuando recurría a los gobiernos de la Colonia para justificar su famoso: “¡Se acepta, pero no se acata!”. Y sólo me sotorrío, cuando unos de mis papás del periodismo, pero que nunca ha militado políticamente, asegura que Guillermo Moreno podría ser el Mauricio Funes dominicano. Como decía el viejo Julio Cosita en Vicente Noble: “¡Eso jamás podrá ser!”. Funes, primero, es una especie de Orlando Martínez, que mientras servía a CNN, la más importante cadena norteamericana de televisión para América Latina y el Mundo en otros idiomas, cubría muy bien su membresía en el Frente Farabundo Martí, que no sólo libró una larga guerra, sino que después de firmada la paz, pasó veinte años luchando por llegar al poder. Es un profundo analista e intelectual y no es psicorrído, cualidades que no tiene el susodicho. “Los sueños, sueños son...” Luis “El Gallo”Aunque la irresponsabilidad mediática haga un esfuerzo por presentar como espontáneos los movimientos de protestas, que en el caso de Salcedo se transportó tropas ‘populares’ de Licey al Medio, San Francisco y Navarrete (¡y poco me lo hallo!), porque aquí hay dueños de medios de comunicación que pierden las perspectivas y creen que sus intereses mantendrán incólumes alimentados por subsidios sin importar quién gobierne; Luis “El Gallo”, fue a los barrios bajo ‘toque de queda’ en Santiago, inauguró dos calles, repartió raciones alimenticias y les soltó esta perla: “Leonel arregla calles porque quiere el progreso, pero eso le toca a José Enrique Sued, por quien ustedes votaron. ¿Qué hace los cuartos?” www.elroedor.com