REFLEIÓN DEL ALMA
Un derecho incuestionable
La verdad es una virtud inherente del ser humano; se aprende desde la cuna a través de la familia, es la luz que abre las puertas del alma, limpia y pura como Dios. El poseedor de esa virtud es el hombre probo; adquiere dignidad y honorabilidad siendo respetado por su rectitud. Por el contrario el hombre moderno que va por el mundo con los bolsillos llenos sin detenerse ante el dolor ajeno, despótico y cruel, es tildado generalmente de inhumano. Ese señor no acepta fácilmente que alguien pueda actuar por amor a su prójimo o a su tierra; sólo por interés personal, temerariamente juzga por su condición. En otros juicios honestos la verdad no se desvirtúa, nadie arriesgaría su vida expresando una mentira como cierta cuando se encuentre en peligro de muerte: habría que darle crédito a la persona de quien se duda. Mi breve preámbulo tiene una razón, la fe en el ser humano, como aquellas personas que enfrentan abiertamente el peligro del narcotráfico en cualquier parte del mundo, tienen un crédito ganado. Uno de los filósofos chinos más connotados, Confucio, dijo: “Cuando vayas a ejecutar una acción debes tener la cabeza fría, el corazón caliente y las manos abiertas”. No obstante, no siempre se tiene la cabeza fría; en ocasiones existen razones poderosas para que no se tenga. La Policía tiene que salvaguardar a la ciudadanía pero es difícil obtener el beneplácito de todos los dominicanos por obvias razones. Son numerosas las variables peticiones del pueblo, unos piden acción a la policía, otros la acusan de matar sin piedad; lo cierto es que en esa versatilidad de criterios la delincuencia está sobrepasando las posibilidades del control de las autoridades. El horrendo crimen de BanÏ no se esclarece completamente; todos los inculpados en el caso de Quirino todavía no salen a la luz; aun con sus bienes devueltos, es necesario que la verdad emerja como espuma de mar. Los culpables, en contubernio con los narcotraficantes, tendrán que ser juzgados y condenados: si aquí no se da el ejemplo no habrá quien detenga al narcotráfico y este flagelo es el más atrevido en pisotear las leyes nacionales. Estos casos no son juegos de niños; quien se involucre al tráfico de drogas podría adquirir un boleto de muerte. La palabra del senador Wilton Guerrero trajo esperanza, conociendo que aquí todavía existen hombres probos. Esperemos que muchos dominicanos sigan saliendo en defensa de la verdad, por encima de todos los intereses, por encima de todos los peligros. La verdad es el derecho incuestionable del hombre; es imprescindible que en toda la Nación prime la verdad. Hace tiempo el presidente Fernández dijo “que no toleraría las vacas sagradas”. Es un punto de apoyo muy importante. Hay que llegar hasta el fondo de ambos casos porque la droga hay que desenmascararla a como de lugar, para que vuelva la paz a República Dominicana.