CON MIS OJOS
Preguntas para entender el país
La curiosidad insaciable, la capacidad de indignación ante la injusticia, la discriminación y la maldad, y la necesidad de ver para creer son cualidades que no siempre caen bien. Trato de practicarlas todas, con mayor o menor éxito, y a veces ese ejercicio me obliga a hacer preguntas que muchos consideran indeseables. Hoy quiero plantearles algunas, porque si no lo hago, me brotan por los poros. El silencio, que es una elección o es una imposición (de otros o de uno mismo), no siempre es aceptable. A mí, y sé que a más gente, me gustaría entender por qué si el mayor de la Fuerza Aérea vinculado al robo en Parmalat tenía una amplia cartilla de crímenes, que rápidamente fueron añadidos a su expediente, no se había hecho nada al respecto. Quisiera saber también, porque las contradicciones son siempre fascinantes, por qué tenemos adentro visiones tan distintas a las que tienen de nosotros desde afuera. ¿Quién tendrá la razón? ¿El informe de Derechos Humanos de Estados Unidos que condena la violencia policial, o las diferentes dependencias del Estado y del empresariado que han homenajeado al jefe de la Policía Nacional por una labor que admiran ? Sería maravilloso comprender el pleno y nuevo significado de la contribución “voluntaria”, sobre todo desde la perspectiva de los empleados y empleadas del Estado que deben, según declaraciones del propio presidente del partido de gobierno, “cotizar” con la organización o renunciar a ella. Pero lo que más me gustaría entender es cómo, de ser un remanso de paz nos hemos convertido en un lugar donde los médicos tienen que luchar a empujones por un aumento, donde la droga ya está en las escuelas, en los barrios y en los residenciales, pero también en los organismos que nos deberían proteger de sus garras. ¿Hay respuestas?