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De Cerca

De esos amigos… ¡líbranos Dios!

Amor, dinero o poder… juntas o separadas cualquiera de las tres puede ser un motivo para destruir una amistad. En la vida, existen personas a quienes no le tiembla el pulso al momento de tomar una decisión que creen correcta para alcanzar un objetivo, sin medir la consecuencia de lo que implique.

Y muchos depositan su confianza y cariño en la persona equivocada, y más tarde se tropiezan con duras realidades que dejan claro que ese ‘alguien’ no era merecedor de la distinción.

Tristemente, eso le ocurrió a Sergio Luis Feliz, padre del niño de 9 años que fue baleado en un intento de asalto en la avenida Circunvalación Norte, de Santiago de los Caballeros, y quien luego perdió la vida.

Feliz, describió a quien fue señalado por las autoridades como el organizador del hecho, como un “hermano”. Se trata de Tomás Espinal Morel (Tomasito), quien acudió al aeropuerto a buscarlo, tras su llegada al país desde los Estados Unidos, y luego, fríamente, lo acompañó para gestionar los servicios fúnebres y estar a su lado en su dolor.

Un buen amigo, un tesoro

Ser buen amigo significa ser una persona de bien. Nadie puede ofrecer lo que no guarda. Un planteamiento que lleva años en la humanidad y que cada día se confirma su veracidad.

Siguiendo la filosofía clásica occidental, Marco Tulio Cicerón?, político, filósofo, escritor y orador romano, subrayaba que “la amistad, después de la sabiduría, es el bien más valioso. Es un sentimiento claro, desinteresado, que no nace de la búsqueda de lo útil, sino de una inclinación natural que une a las personas. La fuente de la amistad es la semejanza y la simpatía mutua, se produce entre hombres buenos”.

Y es que solo se conoce la solidez de una amistad ante las contrariedades. Porque no hay nada en efecto tan estable, que no pueda ser tambaleado tras una discordia, y es en ese momento donde solo queda firme la verdadera amistad.

Las complejas relaciones

Las relaciones, sin importar la naturaleza, son complejas, y debe haber una dosis importante de respeto y admiración de ambas partes para que haya empatía y una buena conexión.

Los amigos no se eligen a la ligera. La amistad es uno de los escasos bienes que no dependen de la fortuna, depende de nuestra voluntad. Un elemento esencial a la hora de valorar la virtud de una auténtica amistad es su capacidad de sobrevivir a las devastaciones del tiempo.

Cuántas amistades no sobrepasan el peso de la experiencia, de los años, de una promoción laboral o un matrimonio, quizá porque ya eran frágiles, quizá porque no fuimos capaces de adaptarla a los cambios.

No pensamos igual cuando somos jóvenes que cuando alcanzamos la plena madurez. La amistad debe evolucionar al igual que nosotros evolucionamos.

“La confidencia corrompe la amistad; el mucho contacto la consume; el respeto la conserva…”, estas palabras de Cicerón, se centran en el equilibrio porque no es lo mismo la necesidad de compañía, que convertirnos en prisioneros sin olvidar el respeto mutuo que evite los abusos.

Por situaciones tan lamentables como la muerte de ese niño de 9 años, que ha consternado la sociedad, cada día cierro más mi círculo íntimo y menos personas son invitadas a conocer detalles de vida personal.

No todo el que nos rodea tiene buenas intenciones, aunque en principio nos parezca que fuera así. No todos son lo positivos que podríamos pensar en un primer momento, por eso es importante estar atentos para saber quién ha de quedarse a nuestro lado y quién no.

“Los amigos te inspiran o te destruyen, elígelos sabiamente”, una frase que leí hace mucho tiempo y que hice mía. No tengas ni prisa para seleccionarlos ni miedo por rechazarlos, quédate con la gente que aporte valor a tu vida, los demás, son solo eso... los demás. Asi te evitarás muchas decepciones.

¡Hasta el lunes!