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Vitico Erarte, Patricia Ascuasiati, Orlando Jorge Mera, Juan de los Santos, Selena Quintanilla:Víctimas de la confianza

La triste noticia de la muerte del creativo folclorista Vitico Erarte le ha dolido a más de una persona. Su nombre, por muchos años estuvo relacionado al más amplio concepto del color, la música y la alegría.

Un despliegue de fantasía y exuberantes montajes hacían únicos cada uno de sus eventos, y convirtió la Gala de Carnaval en un esperado espectáculo que cada febrero hacia un aporte en favor de la cultura nacional.

“A Víctor Erarte lo habría matado una persona de su confianza”, repetían los titulares en los medios digitales y las redes sociales. “A puñaladas y en su residencia”, para hacer más confuso el episodio.

Otros casos

La muerte de la bailarina Patricia Ascuasiati, un hecho difuso y aterrador, involucró a su mejor amiga, Mary Louise Ventura. Un dúo inseparable, dos hermanas que compartían el amor por el arte y la danza.

Hace apenas algunos meses, al ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, le arrebató la vida un amigo de infancia.

En la muerte de Juan de los Santos, otro hecho brutal que estremeció a la sociedad dominicana, estuvo involucrado una persona que tenía acceso privilegiado a su oficina.

Y cómo olvidar el caso de Selena Quintanilla, la hermosa y talentosa artista asesinada en el mejor momento de su carrera profesional por una persona que disfrutaba de su confianza, Yolanda Saldívar, su asistente y gerente comercial.

Estas historias guardan mucho en común. El Diccionario de la Real Academia define la confianza como "la esperanza firme que se tiene de una persona o cosa", en todos los casos descritos, la confianza fue traicionada.

En la vida real

Cada día adquiere más importancia hacer una buena selección del circulo de personas con quienes nos relacionamos.

Particularmente, tengo pocos amigos. Soy celosa de mi vida personal. No intimido con quienes siquiera sospecho un comportamiento de irrespeto, falta de consideración o empatía con sus padres, hijos, pareja u otros amigos cercanos, porque dejan claro que no puedo esperar algo diferente.

No permito la entrada a mi casa de personas tan solo porque “tienen buena recomendación”, con mis ‘conocidos’ no propicio vínculos con mis hijos y no suelo compartir mi agenda familiar.

Con el tiempo he aprendido que las relaciones, en sentido general, se mueven entre la solidez y la fragilidad. El ser humano es complejo, y muchas acciones son fruto de situaciones de la niñez, de un pasado lastimado que no ha sanado.

En definitiva, todo lo que atente contra la tranquilidad y seguridad de quienes amo, lo quiero lejos de mi vida. Entiendo que hay situaciones inevitables, que a veces te toca, solo porque te toca, pero también funciona ser un poco desconfiados y tomar algunas precauciones.

¡Hasta el lunes!