De cerca

¡Ignora el canto de las sirenas!

Más allá de la fascinante mitología griega, las sirenas existen en la actualidad, y las hay de todas formas: hermosas y sutiles; sabias y encantadoras; monstruosas y fieras; terroríficas y envidiosas. Pocos seres legendarios ofrecen una variiedad tan amplia y han sido representados a lo largo de la historia en documentales, esculturas y películas.

Bellas mujeres con cola de pez, dicen las fábulas, que hechizaban a los marineros con sus hipnóticos cantos y les hacían olvidar a sus familias, sus principios, sus deberes, llegando a niveles de persuasión inimaginables para dejarlos en el abismo del océano y devorarlos sin misericordia.

Para fortuna de los que vivieron en la antigüedad, alejarse de las sirenas no era un tema complicado porque eran fáciles de identificar, además de estar localizadas en lugares específicos del mar.

Disfrazadas

En la actualidad, el canto de las sirenas se disfraza con innumerables recursos para seguir su tarea de seducción sobre las personas, alejándolas de las decisiones correctas y justas, y las guía a las tinieblas, a la deshonestidad, a la ambición y a comportamientos humanos que destruyen el espíritu y la paz.

El canto de las sirenas tiene ahora muchos nombres: mentira, intriga, fraude, imagen falsa, engaño, deslealtad, corrupción, soborno, traición, son solo algunos de ellos.

Según el mito de Jasón y los Argonautas, una de las interpretaciones más interesantes sobre la influencia de lo femenino en la vida de un hombre, los marineros se salvaron gracias a Orfeo, que, con su canto, mostró el camino correcto de la justicia, el honor y la verdadera amistad.

En el poema épico griego La Odisea, Ulises salió adelante al cubrir con cera los oídos de sus tripulantes y pedir ser amarrado a un mástil para no seguir los seductores cantos de las sirenas.

¡Aléjate!

Hoy día, la frase "canto de sirenas" se utiliza para hacer referencia a un comentario elaborado con palabras agradables y convincentes, pero que esconde alguna verdad.

En todos los escenarios nos topamos con ‘expertos en cantos de sirena’, egoístas, insensibles; personas con grandes cargas de amargura existencial que esperan el momento ideal para dañar a los demás. Seres humanos que desarrollan la imposibilidad de amarse a sí mismos.

La mitología griega afirma que fueron muchos los navegantes que perdieron la vida por no saber evadir la dulce y mortal música de las sirenas. Otros se salvaron tapándose los oídos o atándose con firmeza al mástil del navío para no saltar del barco, así podían atravesar el pasaje y salir con vida.

Vamos a hacer lo mismo. Agarrarnos fuertemente a nuestros principios, a la fe, a la familia y a lo realmente importante y verdadero. Ignoremos esos cantos de sirena y recordemos que, “la felicidad, al igual que el éxito, tiene una definición subjetiva”, no podemos permitir que nadie se interponga en nuestro camino.

¡Hasta el lunes!