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Vencedores de Covid-19

Franklin Lithgow : “Soy el resultado de las maravillosas ecuaciones del amor”

Franklin junto a sus esposa María del Mar y sus hijos Hegla Isabel, Laura Victoria, Sabrina Alejandra, Ana Victoria, Priscilla y Franlkin Miguel.

Franklin junto a sus esposa María del Mar y sus hijos Hegla Isabel, Laura Victoria, Sabrina Alejandra, Ana Victoria, Priscilla y Franlkin Miguel.

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

Soy un hijo afortunado de Dios, un milagro y el resultado de tantas oraciones en mi nombre ante el todo poderoso

El día de esta conversación, el empresario Franklin Lithgow, confesó que estaba mucho mejor, recuperado en un 97% gracias a Dios y a los médicos que lo trataron, para erradicar el coronavirus de su cuerpo.

La primera pregunta que le hice fue ¿Quién eres después de esta experiencia?, a lo que contesto: “Soy una persona en constante transición, aun experimentando cambios para ver qué quiere Dios de mí, cómo podemos servir a los demás, y ser un instrumento del todo poderoso para mostrar su camino”.

Mucha fiebre, dolor en el cuerpo, y malestar general, lo alertaron que debía hacerse la prueba, aunque no tiene la mínima idea de cómo se contagió. No tiene evidencia, ni recuerda haber estado expuesto en ningún espacio en donde había contagiados. Es decir, le tocaba, dice él muy resignado.

“Después de los primeros síntomas de dolor de cuerpo y fiebre por cinco días, Me aisló en mi habitación, por recomendación de dos primos doctores, Carlos H. García Lithgow (Bebeto), quien ha sobrepasado sus deberes profesionales al entregarse en cuerpo y alma en la lucha por mi salud, y Sandy Lithgow, quien a pesar de la distancia siempre estuvo atenta y dispuesta a lo largo de todo el proceso. Lo más significativo fue el trato y atención de un hermano que me regaló la vida, José Rafael Yunén, quien nos ayudó adquirir un oxímetro para medir el nivel de oxígeno, el cual al quinto día ya mostraba como se comprometía mi respiración y por lo resultados decidieron mandarme a emergencia de Cedimat”, dice el jovial empresario.

Franklin confiesa que desde que se enteró que estaba enfermo el miedo de dejar a su familia y esposa lo paralizaron. No poder verlos formados con sus propias familias y disfrutar de los nietos en algún momento me hizo reflexionar mucho.

“Tengo una familia maravillosa de seis hijos, junto a mi esposa: cinco hijas Hegla Isabel Lithgow, Laura Victoria, Sabrina, Ana Victoria, Priscilla y Franklin Miguel de tres años. Mis padres siguen siendo testimonio de vida para mí con más de 80 años y siguen mostrándome que la familia, el amor al trabajo y la fe en Dios es lo único que se necesita para superar cualquier obstáculo.

A mis hermanos José Aquiles y Luis Guillermo y mis sobrinos Luis Guilermo y Katie (Pecas). Ellos comprenden mi círculo familiar inmediato y de quienes me nutro de conocimientos pero sobre todo, de un amor desinteresado marcado por la bondad y el desprendimiento”.

Confiesa que una de las cosas buena que deja esta experiencia, es poder dar gracias, en especial a mi esposa, María del Mar, que por 24 días luchó junto conmigo para sobrepasar esta crisis de salud como cabeza de familia.

Dice que fueron muchos días de incertidumbre, de no poder hacer nada más que aferrase a los amigos, y sobre todo a Dios y a la Fe, con una familia numerosa como la que tienen; con tantos amigos preocupados por su salud, a quienes también agradece, por las cadenas de oraciones que organizaban, y que a su vez, pedían a amigos que no me conocían que oraran por mí, gracias a esas oraciones estoy aquí”.

¿En algún momento pensó que no lo superaría?

Dios me ha regalado la fortaleza de ver los problemas grandes y complicados como verdaderas oportunidades para mostrarnos a nosotros mismos que no hay montañas que no podamos escalar, ni problemas que no se puedan superar a través de la Fe. Por lo que me cuentan los médicos, estuve varias veces en crisis, con la salud muy comprometida, a tal punto que varias veces entendieron que no había mucho más que hacer, pero no se dieron por vencidos y lucharon junto conmigo hasta que pudieron sacarme de peligro. Comenzando con ese gran equipo de Cedimat de UCI en las personas de la doctora Claudia Blanco y José Miguel Stephan, así como todo el equipo de ese maravilloso centro de Salud, del cual debemos sentir un gran orgullo.

¿Qué mensaje le queda?

Que nadie está por encima de la ley de Dios. Esto le puede dar a cualquiera, no importa su edad, color o tamaño. La humildad es la más grande cualidad que puede tener el ser humano. Hay que servir sin mirar a quién. Hay que ser agradecido de Dios, y de los regalos que te manda Dios en la familia y los amigos a lo largo del paso por la vida.

¿Qué es lo primero que hará cuando pase esto?

Servir a Dios. Seguir ayudando a las causas justas que ayuden a mejorar a nuestro país. Creo que somos un país bendecido lleno de personas buenas y de una sonrisa sincera. Soy y seré ahora con más Fe un soldado de Dios dispuesto a servirle en lo que pueda serle útil a sus propósitos.

¿Qué mensaje les da a las personas?

En cuanto al Covid-19, recomiendo que se cuiden, que respeten la cuarentena, que por favor se queden en casa. Que pongan mucha atención a la higiene y que es cierto que a la gran mayoría son asintomáticos y que ni siquiera saben que estuvieron contagiados, pero lo más importante es poner atención, y que en caso de presentar algún síntoma, pedir que le hagan las pruebas y aislarse completamente. Ya hay mucha experiencia acumulada en el país. Ya para los profesionales de la salud no es un virus tan desconocido y se puede tratar con éxito hasta su recuperación.

¿Qué extraña en esta cuarentena?

Soy muy social y extraño las reuniones entre amigos, el no poder compartir por él confinamiento con mis padres, hermanos, primos y amigos. El poder trabajar y compartir con nuestros compañeros de trabajo. Pasará mucho tiempo para volver a la normalidad, vivimos en una nueva realidad mundial que nos tenemos que acostumbrar. La misma globalización y el poder cruzar los océanos de continente a continente en tan solo horas nos hace más vulnerables a este tipo de virus. Creo que como otras pandemias, el mundo sabrá superarla y nos prepararemos para nuevos retos.

“Soy un hijo afortunado de Dios, un milagro y el resultado de tantas oraciones en mi nombre ante el todo poderoso”, confiesa.

“Solo en las maravillosas ecuaciones del amor se puede encontrar tanta bondad y entrega como la de mi esposa. Gracias a Dios por ella y por las oraciones de todos ustedes”.