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¡Cuidado, el poder usa tacones!

Se ha hecho común en nuestro vocabulario el término inglés ‘empowement’ o su traducción al español ‘empoderamiento’. Según la Real Academia Española se refiere a la acción y efecto de empoderar, es decir a “hacer poderoso a un individuo o grupo social”. Cuando se relaciona a un contexto femenino adquiere una fuerza mayor, porque valida que hace ya muchos años la mujer ha demostrado su capacidad para derrumbar barreras estructurales de género, con capacidad y estrategia. La mujer está lista para participar en la toma de decisiones en todas las esferas de la vida profesional y social.

Visión critica

En este proceso indetenible de crecimiento profesional en el que la mujer se ha ido enrolando, sin duda se debe incorporar una visión crítica sobre los roles y estereotipos asignados por el género a los sexos y debe acompañarse con acciones que potencialicen la equidad en el acceso a las posiciones directivas en las empresas y en la participación en el tren gubernamental. Hemos logrado mucho, pero queda un largo camino por recorrer, y no se trata de quedarnos solas en el mundo corporativo, por el contrario, cada vez hay más evidencias de que la coexistencia de hombres y mujeres en el mismo entorno, hace que los equipos sean más creativos; la diversidad es una cualidad clave en las organizaciones exitosas.

Un excelente panel

Me encantan los temas que van enfocados al desarrollo de la mujer, así que no dudé en confirmar mi asistencia al ser invitada al encuentro denominado “Poder en tacones”, organizado por la especialista en Marketing Irene Morillo. Allí, el empoderamiento femenino se convirtió en tema de aprendizaje, debate y reflexión. Las panelistas eran Doris Estrella, primera mujer presidente de la Bolsa de Valores; Aida Josefina Troncoso, presidente de la Federación Latinoamericana de Gestión Humana, y Johira Valdez, psicóloga y coach. Tras contar su historia profesional salpicada de lecciones de vida, nos contagiaron con su energía para invitarnos a descubrir el propósito para el cual fuimos creados. Las expertas coincidieron en que las mujeres vivimos una vida retada a la transformación, y detenernos no es una opción.

Ser mujer es una ventaja

Los reclutadores de talento saben que las mujeres poseemos un liderazgo natural, somos más empáticas, disciplinadas y tenemos una gran ventaja frente a los hombres: Desarrollamos el arte de escuchar.

Las mujeres tenemos la habilidad para reunir personas y agrupar opiniones y propuestas sin crear conflictos. Esta competencia favorece la creación de equipos, fomenta la participación y optimiza la toma de decisiones. A diferencia de muchos hombres, la mayoría podemos ser multifacéticas por lo que las empresas pueden apostar a la capacitación, en lugar de contratar personal para nuevas funciones. Especialistas en economía vaticinan que la próxima revolución económica podría venir impulsada por el papel de la mujer en el mercado, ya que la dinámica empresarial se ve enriquecida con la incorporación del colectivo femenino. Ante este panorama, solo nos reta decir: ¡Cuidado, que el poder también usa tacones!

¡Hasta el lunes!