Harvard, Stanford y el MIT, las tres mejores universidades del mundo

Las universidades estadounidenses, con Harvard a la cabeza, vuelven a encabezar la clasificación de Shanghái publicada este jueves, en la que París-Saclay ocupa el puesto 12 como primera institución de enseñanza superior de Europa continental. 

En primera posición por 22º año consecutivo, a la Universidad de Harvard le siguen otras dos universidades estadounidenses, Stanford y el MIT, en esta clasificación mundial de los mejores centros de enseñanza superior, elaborada desde 2003 por la consultora independiente Shanghai Ranking Consultancy.

Clasificada entre las 20 mejores desde 2020, la Universidad de París-Saclay asciende tres puestos en esta edición de 2024. “Nunca antes una universidad francesa había sido clasificada tan alto”, se congratuló en la red social X el Presidente francés Emmanuel Macron, que consideró los resultados de las instituciones francesas como un “reconocimiento de los actores académicos franceses en la escena internacional”.

Además de París-Saclay, otras tres instituciones francesas clasificadas entre las 100 primeras han progresado significativamente con respecto a 2023: París Ciencias Letras (33ª; +8 puestos), Universidad de la Sorbona (41ª; +5 puestos) y Universidad París Ciudad (60ª; +9 puestos). “Es la confirmación del éxito de los nuevos modelos de universidad francesa y del impacto de las financiaciones de la ley de programación de la investigación y de Francia 2030, vasto plan de inversiones anunciado hace tres años”, declaró el Jefe del Estado francés en su mensaje.

Una clasificación muy criticada

Desde su creación en 2003, la clasificación de Shanghai tiene en cuenta seis criterios. En primer lugar, el número de Premios Nobel y Medallas Fields -máxima distinción en matemáticas- obtenidos por estudiantes de posgrado y profesores. Otro indicador es el volumen de publicaciones de investigadores afiliados a la institución en las revistas Science y Nature, y el número de investigadores más citados en su disciplina. Así pues, esta clasificación favorece la investigación en detrimento de la formación, lo que suscita regularmente críticas.