En Reino Unido, los residuos se transforman en productos de valor
"EL PÚBLICO JOVEN EN PARTICULAR ESTÁ MÁS ABIERTO A LA IDEA DE LA ECONOMÍA CIRCULAR"
Cosméticos con poso de café, vestidos de botellas plásticas recicladas o muebles de diseño con fibra de agave. En el Reino Unido se multiplican las iniciativas para transformar desechos en productos valiosos.
Cada día, Drew Wrigh pedalea a través de Londres visitando 25 salones de té y cafeterías para recoger por cuenta de Upcircle un centenar de kilos de poso de café que estarían destinados a terminar en la basura.
La sociedad creada hace seis años por Anna Brightman y su hermano Will fabrica productos de belleza a partir de los restos del café, infusiones de manzanilla y huesos de aceitunas en polvo, entre otros.
La pareja procede de los rangos directivos de multinacionales, explica Anna a AFP. Pero "yo quería hacer alguna cosa que fuera más cercana a mis aspiraciones".
"Mi hermano tuvo la idea de Upcircle simplemente preguntando por curiosidad al café donde iba a diario qué hacían con todo el poso. Se quedó estupefacto al saber que todo iba al vertedero y que además tenían que pagar por ello", relata.
Desde entonces, Anna y Will se han hecho un nombre como "el hermano y la hermana algo locos que recorren Londres para recuperar los restos de café".
"La gente empezó a contactarnos por todo tipo de residuos" y "trabajamos actualmente con 15 ingredientes", entre ellos el agua resultante de la fabricación de concentrado de zumo de frutas, ramos de flores descoloridos lanzados por los floristas o restos de la decocción de especias.
Pagan para recuperar algunos ingredientes pero no todos. El café, por ejemplo, es gratuito, aunque la logística para recogerlo es compleja y costosa.
Cada año se lanzan medio millón de toneladas de café en los vertederos británicos. Upcircle se enorgullece de haber reciclado hasta ahora 400 toneladas.
Y eso que cuando Anna y su hermano pidieron consejo a los veteranos de la industria cosmética, la respuesta fue que belleza y desechos no rimaban.
"Ni desagradables ni sucios"
Pero para la empresaria es importante transmitir el mensaje de que "estos ingredientes no son ni desagradables ni sucios".
Según ella, "el público joven en particular está más abierto a la idea de la economía circular" que reutiliza productos y materiales, "porque por razones evidentes están más concernidos por el futuro del planeta".
Barbara Scott-Atkinson, la química encargada de formular los productos de Upcircle, asegura que el poso de café es mejor para los cosméticos que el café molido bruto "porque ha sido calentado, está húmedo y tiene todavía más antioxidantes".
Todos los materiales recuperados son enviados a la fábrica de la sociedad en Bridport, un pueblo a tres horas al suroeste de Londres.
El sitio desprende un aroma de aceites esenciales de cítricos, uno de los compuestos del exfoliante fabricado ese día. La preparación es muy simple: poso de café mezclado con azúcar y aceites esenciales, a lo que se añade manteca de karité batida y un conservante natural.
La mezcla se embotella en recipientes de cristal y se distribuye por todo el Reino Unido a un ritmo de 3,000 unidades semanales.
La demanda crece rápidamente, especialmente en Estados Unidos, explica Upcircle que rechaza dar cifras concretas sobre sus ventas o expansión.
La empresa debe ahora lidiar con numerosos competidores que también reutilizan residuos alimentarios, como Wildefruit, Frank Body o el gigante Body Shop. Y, como consecuencia, el poso de café empieza a ser un producto preciado.
"Ahora hay cafés que nos preguntan si podemos compartir la semana con otra empresa que también quiere reutilizar el poso", asegura Brightman.
Repensar el lujo
Ante el agotamiento de recursos del planeta, empresarios y creadores del mundo imaginan nuevas formas de crear valor con todo tipo de residuos.
La exposición "Waste Age" ("La época de los residuos") del Museo de Diseño de Londres arroja luz sobre la reutilización de fibras de agave en mesas, bancos o hamacas vanguardistas realizado por el creador mexicano Fernando Laposse, formado en la prestigiosa escuela de arte Central Saint Martins.
Él utiliza mazorcas multicolores de su México natal para idear mesas o esmaltes, entre otras creaciones que alimentan una economía circular y generan empleos locales.
En el Reino Unido, "reciclamos un 15% de nuestros residuos, el resto es incinerado o lanzado al vertedero", indica Gemma Curtin, curadora de la exposición.
La cantidad de plásticos y productos químicos producidos por la humanidad es tan grande que los científicos llaman a fijar con urgencia límites de producción. La ONU, por su parte, abordará del 28 de febrero al 2 de marzo en Nairobi un posible tratado o acuerdo sobre el plástico.
La exposición muestra sillas fabricadas a partir de viejos refrigeradores, canastas decoradas con redes de pesca recuperadas en el mar o el trabajo de diseñadoras de moda como Stella McCartney o Phoebe English, que usan botellas de plástico recicladas.
Para Curtin, esto permite reflexionar sobre "nuestra concepción de lo que es lujo".
La última sala de Waste Age está dedicada a muebles o bloques de construcción con vasos de bebidas para llevar. Solo en Reino Unido, cada año se lanzan a la basura 2,500 millones de estos vasos revestidos de una capa de plástico que los hace no reciclables.