Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Prisión de Guantánamo cumple 20 años y Joe Biden mantiene bajo perfil sobre ella

Partidarios del cierre del centro de detención en la Bahía de Guantánamo se mostraron optimistas cuando el presidente estadounidense Joe Biden asumió el cargo. Y sintieron alivio este verano luego que Estados Unidos liberó a un prisionero por primera vez en años. Muchos ahora se impacientan cada vez más.

En los meses posteriores a esa liberación, ha habido pocas señales de progreso en el cierre de la tristemente célebre prisión estadounidense en Cuba. Eso ha llevado a un escepticismo creciente sobre el enfoque de Biden cuando el gobierno completa su primer año y el centro de detención llega a un hito el martes, el 20mo aniversario del primer arribo de prisioneros.

“El presidente Biden ha expresado su intención de cerrar Guantánamo como un asunto de política, pero no ha tomado medidas significativas hacia el cierre”, dijo Wells Dixon, un abogado del Centro de Derechos Constitucionales con sede en Nueva York, que por mucho tiempo ha tenido un rol importante en el desafío del confinamiento indefinido sin cargos en la base.

“Hay mucha impaciencia y mucha frustración entre defensores y personas que han estado viendo esto”, comentó Daphne Eviatar, directora de la seguridad con el programa de derechos humanos en Amnistía Internacional USA.

Sin un esfuerzo más coordinado, quienes desean que el centro cierre temer que se repita lo que sucedió durante el mandato del presidente Barack Obama. Obama hizo del cierre de Guantánamo un tema relevante en sus primeros días en el cargo, pero apenas pudo reducirlo ante la oposición política en el Congreso.

“No podemos olvidar lo que este país hizo hace 20 años y sigue haciendo actualmente”, destacó Eviatar. “Este gobierno tiene mucho en su plato, ciertamente, pero esta es una ofensa atroz a los derechos humanos”.

Aún hay 39 prisioneros restantes. Es la menor cantidad desde los primeros días del centro de detención, cuando los grupos iniciales, sospechosos de tener vínculos con Al Qaeda o el Talibán, llegaron en vuelos desde Afganistán —con el rostro cubiertos, esposados y con trajes anaranjados de presos— a lo que con el tiempo fue un puesto de avanzada aletargado de Estados Unidos en la costa sureste de Cuba.