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Una "lista de deseos" para los haitianos que logran entrar en EE.UU.

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Alex Segura LozanoDel Río (Texas, EE.UU.), EFE

Pasta, galletas, mochilas, pañales y champú son algunos de los bienes que recibe cada día un refugio en Del Río (Texas, EE.UU.) gracias a una "lista de deseos" en la que colaboran cientos de personas anónimas para ayudar a los refugiados recién llegados al país.

Este lunes no fue menos: el centro recibió casi cincuenta paquetes en una hora con productos para dar la bienvenida a los migrantes, en su mayoría haitianos, que llegaban a la vez en furgonetas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, en sus siglas en inglés) tras pasar varias noches debajo del puente internacional de la localidad texana.

"Sin la ayuda de tantísima gente no podríamos subsistir. Gracias a la 'lista de deseos' podemos atender a esta gente que llega tras una travesía muy dura", cuenta a Efe, apresurada, la directora de la Coalición Humanitaria Fronteriza Val Verde, Tiffany Borrow.

Trabajo sin descanso

En los últimos días los voluntarios de esta organización han trabajado sin descanso para poder acomodar a cientos de migrantes, que han llegado tras un cruce masivo en la frontera entre Ciudad Acuña (México) y Del Río.

Aun así, los niveles son "todavía similares" a los registrados en agosto, cuando también hubo un aumento de cruces de migrantes indocumentados, según el pastor Shaun Young, de la Iglesia de la Ciudad de Del Río.

"Esto no quiere decir que no esperemos un pico en los próximos días", advierte Young, que recuerda que durante el mes de agosto su iglesia atendió a unos 4,000 migrantes que acababan de cruzar la frontera.

Cargamentos de la "lista de deseos"

Mientras atiende a Efe llega el segundo cargamento de paquetes de la "lista de deseos", una "bendición de Dios" que estas organizaciones utilizan desde finales de 2019, según el pastor.

Cerca se encuentra un padre de familia haitiano, de unos 30 años, que mira con curiosidad la escena y pregunta en correcto español si hay algún biberón para su hijo pequeño.

En declaraciones a Efe, este hombre, que prefiere no identificarse, dice que el trato recibido por estas organizaciones es "magnífico" y asegura que el refugio "tiene de todo".

Él durmió en los últimos días en un campamento improvisado debajo del puente internacional de Del Río junto a otros 13,000 migrantes, aunque la última noche la pasó en el centro de detención junto a su esposa y sus dos hijos.

"Las autoridades tienen una misión complicada"

Con la idea de tratar de controlar esa situación, Estados Unidos empezó este domingo a deportar a decenas de los haitianos retenidos en el campamento improvisado bajo el puente y trasladó a otros a diferentes lugares de la frontera, como Eagle Pass, a unos 90 kilómetros al sureste.

Este mismo lunes, el secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Alejandro Mayorkas, dijo en una rueda de prensa en Del Río que la intención del Gobierno de Biden es aumentar la capacidad de los tres vuelos diarios de deportación en dirección a Puerto Príncipe, la capital de esa nación caribeña.

Sobre esta decisión, el pastor Young considera que las autoridades migratorias "tienen una misión complicada y un problema muy grande" en la frontera, por lo que entiende que usen "todas sus estrategias dentro de la legalidad" para mejorar la situación.

"Todo lo que podemos hacer nosotros es preocuparnos de los que sí recibimos aquí, en el refugio, a diario", agrega Young, que lleva casi 35 años en la iglesia local.

A lo largo de este lunes, la coalición Humanitaria Fronteriza Val Verde prevé recibir en el albergue a unos 100 migrantes, que después de asearse y comer, deberán comprar un boleto de autobús para ir a San Antonio, la ciudad cercana más grande.

Desde ahí, estos migrantes, mayoritariamente haitianos, tomarán otros autobuses o vuelos hacia las ciudades donde están sus familiares directos para empezar una nueva vida en territorio estadounidense.