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Trump dice que Amy Coney Barret, favorita para la vacante del Tribunal Supremo, es "sobresaliente"

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado este viernes ante la prensa en un viaje presidencial que la jueza Amy Coney Barret, la favorita para ocupar la vacante en el Tribunal Supremo del país que deja la difunta Ruth Bader Ginsburg, es una persona "sobresaliente".

Trump se ha negado a confirmar a los periodistas si ella será finalmente su elegida este sábado, pese a las informaciones publicadas este viernes en medios estadounidenses, como la cadena de televisión CNN o 'The New York Times. Ambos medios, que citan a fuentes republicanas, apuntan al presumible nombramiento de Barret.

Coney Barret, de 48 años, es una jueza federal nacida en Indiana y conocida por sus opiniones católicas, conservadoras y antiabortistas.

El presidente estadounidense también ha respondido a las preguntas sobre Bárbara Lagoa, otro de los nombres que suenan para el puesto, y ha afirmado que no se ha reunido con ella, aunque le tiene en "alta estima" como persona.

"Podría ser cualquiera de la lista. Todas son extraordinarias, pero lo anunciaremos este sábado en la Casa Blanca", ha concluido Trump.

UN NOMBRAMIENTO POLÉMICO

Sea quien sea la persona nombrada por Trump para sustituir a la recientemente difunta Ruth Bader Ginsburg se tratará de un nombramiento polémico.

En el último año de la presidencia de Barack Obama, el Senado, de mayoría republicana, bloqueó el nombramiento de un juez que ocupara la vacante surgida en el Tribunal Supremo tras la muerte del magistrado del Supremo Antonin Scalia por ser año electoral.

Sin embargo, este año, los senadores republicanos parecen dispuestos a confirmar al nominado por Trump antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, pese al anunciado rechazo demócrata.

Se trata además de un nombramiento decisivo que, en caso de efectuarse, hará que los conservadores dominen ampliamente el Tribunal Supremo por una generación, ya que los cargos son vitalicios. Barret sustituiría a Ginsburg, una progresista, y situaría en seis a tres la balanza de fuerzas entre ambas ideologías.

La propia Ginsburg dijo a su nieta antes de morir que su último deseo era no ser reemplazada hasta que tomara posesión como presidente el candidato ganador de las elecciones del 3 de noviembre.

Coney Barret se uniría a Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh como la tercera jueza del Supremo nombrada por Donald Trump en su primer mandato, una cifra inusualmente alta en solo cuatro años.