Las peleas públicas por el uso de las mascarillas son el nuevo pasatiempo estadounidense
Joe Rogers, de 47 años y residente de Dallas, dijo que la semana pasada tuvo una pelea física debido al tema de las mascarillas.
Por estos días, en cualquier lugar de Estados Unidos, es común que alguien se despierte, salga de su casa y tenga una fuerte discusión con un extraño sobre el uso de las mascarillas.
Los gerentes de las tiendas de comestibles capacitan al personal sobre cómo manejar a los clientes que comienzan a gritar. Las peleas a puñetazos estallan en las tiendas de conveniencia. Algunos restaurantes han llegado a decir que preferirían cerrar antes que enfrentarse a la ira de los estadounidenses que creen que las mascarillas —que ayudan a prevenir la propagación del coronavirus— afectan su libertad.
Joe Rogers, de 47 años y residente de Dallas, dijo que la semana pasada tuvo una pelea física debido al tema de las mascarillas.
Dice que en la fila de un Mini-Mart, vio a un cliente detrás de él que no estaba usando el cubrebocas, por lo que empezó a mover su cabeza en señal de desaprobación. El hombre le preguntó por qué lo estaba mirando y Rogers, nuevamente, sacudió la cabeza.
“Yo me pongo un protector facial completo, la careta que usan cuando rocían pesticidas”, dijo. “Él agarró mi máscara e intentó quitármela”. Rogers dice que por “instinto natural” levantó la mano y tiró al hombre al suelo.
En Dallas, a partir del 19 de junio, las empresas debían asegurarse de que los clientes y el personal usaran mascarillas. Rogers afirmó que, aunque no había golpeado a otra persona en “más o menos una década”, este no era el primer altercado que había tenido por las máscaras.
“Ya me ha pasado varias veces”, dijo. “He tenido que discutir a gritos con varias personas en las farmacias CVS. La gente simplemente no lo entiende. Si todos usaran una máscara, esto se terminaría”.
Su hermano, Jason Rogers, un candidato demócrata al Congreso por el distrito 57 de Texas, dijo que estaba al tanto de las confrontaciones y expresó su apoyo a las acciones de Joe. “Esto es Texas, ya sabes”, dijo. “Tienes que defender tu posición”.
Las mascarillas ya eran objeto de gran controversia política, pero varios meses de mensajes mixtos sobre su utilidad han contribuido a la confusión. Ahora, también están en videos virales.
Una oleada de casos de coronavirus que se han registrado en estados como California, Texas y Florida ha hecho que las autoridades de esas entidades emitan nuevos lineamientos sobre los cubrebocas. La evidencia sugiere que las máscaras pueden ayudar a prevenir la transmisión del virus, incluso cuando son usadas por personas aparentemente sanas.
Al principio de la pandemia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos dijeron varias veces que quienes no presentaban síntomas no tenían que usar las mascarillas. El 3 de abril, la agencia cambió su postura y dijo que los cubrebocas deberían usarse en público.
Pero, al anunciar la nueva recomendación, el presidente Donald Trump dijo: “De alguna manera, no lo veo para mí mismo” y en sus apariciones públicas no usa las mascarillas. El domingo, después de varios meses sin utilizar cubrebocas, el vicepresidente Mike Pence instó a los estadounidenses a que los usaran.
Las órdenes relativas a las máscaras que utilizan la fuerza de la ley se han dejado en manos de las entidades estatales. Y en los estados donde se han reportado altercados por el uso de las mascarillas, esas órdenes han cambiado recientemente.
El gobernador de California, Gavin Newsom, ordenó el uso obligatorio de máscaras en público el 18 de junio. Un poco más de una semana después, Hugo’s Tacos, una taquería con dos locales en el área de Los Ángeles, anunció que cerraría temporalmente porque su personal estaba “agotado por los constantes conflictos con los clientes que se niegan a usar tapabocas”.
El director ejecutivo de dicha taquería, Bill Kohne, dijo que durante las últimas semanas los altercados se tornaron muy violentos. Su personal se había enfrentado a un lenguaje racista, dijo, y estaba preocupado por su seguridad. Recientemente, uno de los gerentes de Kohne que supervisa una de las instalaciones observó en una sola hora cinco enfrentamientos por el uso de mascarillas.
“El caso que recordamos de manera más visceral es cuando a un cliente que llegó a la ventana para recoger sus alimentos se le pidió que usara una mascarilla y, literalmente, le tiró una taza de agua al empleado”, dijo Kohne.
El directivo de la taquería le proporcionó a The New York Times el correo electrónico de un cliente donde se podían leer actitudes representativas de muchos otros consumidores.
“¿Por qué es responsabilidad de un restaurante de tacos afectar la libertad personal de sus clientes que son quienes deciden si quieren usar o no una máscara?”, decía la misiva. Y concluía: “Vete al infierno, empleado de los tacos. ¡Cierra permanentemente! ¡Haznos un favor a todos!”.
(La persona que envió el correo electrónico no respondió a una solicitud de comentarios realizada por el Times).
Las peleas públicas por las mascarillas suceden con una frecuencia extraordinaria, dicen los trabajadores de la industria del servicio, y superan con creces a la gran cantidad de personas que ya han sido captadas en grabaciones de teléfonos inteligentes que se han convertido en videos virales.
Los conflictos por los cubrebocas han sido particularmente difíciles para los trabajadores esenciales que trabajan durante largos turnos y les ha tocado lidiar con clientes agotados y frenéticos durante toda la pandemia.
Londyn Robinson, de 26 años, estudiante de Medicina en Minnesota, dijo que su madre, quien es gerenta de una gran tienda en el sur de Florida, ahora tenía que instruir a su personal sobre cómo calmar las situaciones tensas, además de trabajar durante largos turnos y tener que desinfectar las instalaciones.
“Ni en un millón de años me habría imaginado que trabajar en una tienda de comestibles se convertiría en un trabajo de alto riesgo”, dijo. “Eso me rompe el corazón”.
La madre de Robinson, que pidió mantener su anonimato por miedo a perder su trabajo, dijo que en las últimas dos o tres semanas, las peleas por las mascarillas se habían vuelto asombrosamente frecuentes. Dijo que no era inusual tener que llamar a la policía tres o cuatro veces al día.
“Hemos tenido compradores que comienzan a perseguirse”, dijo. “Comienzan a empujarse, chocan sus carritos, se pisan los pies y los tobillos”.
También afirma que muchos de los miembros del personal que supervisa ya trabajan entre 12 y 14 horas diarias y lo habían estado haciendo desde marzo. (También se han presentado agresiones físicas por parte de los compradores; la madre de Robinson dijo que un cliente le pegó en la nuca porque la tienda se había quedado sin papel higiénico).
En Florida, donde los casos del virus han aumentado rápidamente, las autoridades estatales no habían emitido ninguna regla oficial sobre el uso de las mascarillas hasta el martes por la mañana, y han dejado esa decisión en manos de los condados, las localidades y las pequeñas empresas. (El departamento de salud del estado emitió un aviso público el 20 de junio recomendando las mascarillas).